miércoles, 26 de enero de 2011

La lírica pírrica de Manolito

Manolito Juliano, horror de las Musas, infatigable, fecundo y facundo derramador de tinta ególatra, ha infamado nuevamente el buen gusto con tres atentados simultáneos contra la maltrecha literatura manchega que amenaza con divulgar en papel no higiénico a su coro de amiguetes interesados en sufrirlo, volumen próximo al de su presencia, que intenta hacerse espacio numeroso en el cerrado y explosivo cotillo hermanos Marx de eso que se pretendió lírica vecinal/bocinal/rocinal/orinal. El delito, que se supone literario y aun osa llamarse cultural, será pregonado, lo ha sido ya, a los cuatro vientos de la rosa a través de sus adosados compañeros de pelaje periodístico. Acudan las moscas a tropel, que no las melíficas abejas del Himeto, porque es de suponer más de lo mismo: pelusas de ombligo íntimo, aburrimiento de garrafón y las tres dimensiones cartesianas de un recital largo, grueso, pesado. Los afectados de insomnio pertinaz podrán acudir también a esta garantizada cura, mas no los amigos de las tapas, reservadas, como siempre, a una cohorte de bien avisados lameculos con la boca abrida... para comer que sean capaces de resistir sus largas parrafadas de tedio sin bostezo. He aquí alguien que puede envanecerse justamente en vano de ser vanidoso, aunque los impresores agradezcan como siempre que les dé... tanto trabajo, por más que no haya uno tan ímprobo, fatigoso y denodado como leer a un Monolito como Manolito.

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