domingo, 20 de febrero de 2011

En pro de la atribución del Lazarillo a Diego Hurtado de Mendoza.

"Más da el duro que el desnudo", dice el ciego a Lázaro, y habla del "dulce y amargo jarro" educativo, que enferma y da salud. En Don Diego Hurtado de Mendoza, muy posible autor del Lazarillo, hay un pasaje paralelo en su famosa Epístola a Boscán: el hombre bueno y justo "todo se mira, de sí mismo es juez / reposado en su vida está y seguro / uno en la juventud y en la vejez. / Es por de dentro y por defuera puro / piensa en sí lo que dice y lo que ha hecho / duro en creer y en esperar más duro [...] ni se da tanto a la riguridad / que por seguilla olvide la blandura. / Deja a veces rendir la voluntad / mezclando de lo dulce y de lo amargo / y el deleite con la severidad." El texto pone la mosca en la oreja, porque además luego alude a las lágrimas del hombre, como en el otro texto a las de Lázaro, entre otras semejanzas. Toda la carta es un elogio de la horaciana "medianeza comedida" o aurea mediocritas, junto al nil admirari prope res est una, también horaciano. No debe extrañar tampoco que don Diego sea autor de otra epístola en tercetos "En loor del cuerno": Lázaro es cornudo y vive del sudor de sus cuernos; en un pasaje añadido de la edición de Amberes también aparecen los cuernos profetizados, por no hablar del testarazo del toro que le despertó de la inocencia en que como niño dormido estaba. Escribe don Diego: "Solamente el que fue marido de Eva / de cuantos en el mundo se han casado / la cabeza sin tu divisa lleva / y aquesta fue la culpa del pecado". Además, si recordamos que Lázaro quería arrimarse a los buenos para ser uno de ellos, lo corrobora don Diego: "Por él vemos que muchos abatidos / vinieron a subir a gran alteza / por él vemos que a más de mil maridos / les sobran amistades y dineros / que vivieran sin él no conocidos" (los pregoneros como el Lazarillo anunciaban los vinos con un cuerno). Por demás, no voy a contar como acaba la epístola (el cuento del anillo anticornudos) porque es un poco verde.

Otros versos suyos glosan casi el final del episodio del jarro de vino:

Lugar solo y sin consuelo / de pensamientos misterio / no hay en ti otro refrigerio / sino peñascos y cielo. / [...] Pensé hallar algún medio / buscando la soledad / hízoseme enfermedad / lo que tomé por remedio. / Como médico y paciente / siento el despecho y el daño: / despecho por el engaño / daño por el accidente (XLIV Carta)

Curioso ¿no? Es un motivo más para añadir a la candidatura de don Diego, que creo muy probable.

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