"Alfredo Arija Blázquez", No estamos en Finlandia. El País, 18/02/2011:
Ha llegado el momento de que mi novia y yo nos compremos un piso. Somos tan afortunados y jóvenes que nos dejan hipotecarnos por 40 años si fuese necesario, esa es la gracia de mi generación. Al encontrar algo que nos gusta nos sugieren pagar una parte en B para que ambas partes nos ahorremos impuestos. "Me crea usted un dilema moral", le dije al vendedor, "pues estuve unos años viviendo en Finlandia, donde la tributación no es a la carta y todo funciona la mar de bien".
Echando cuentas nos ahorraríamos aproximadamente un año entero de mi sueldo íntegro si decidimos defraudar, aun así no me decido a robar a papi Estado.
Sin embargo, pronto me ponen al día de cómo funcionan las Sicav que no tributan más que el 1%, mientras la empresa de mi hermano (donde solo trabaja él) aporta el 25% de sus beneficios. Me cuentan que el notario sale expresamente de la sala donde comprador y vendedor intercambian el capital para no hacerse partícipe de la trampa y no realizar por tanto su trabajo. O de cómo desde la Administración se deja caducar un expediente de fraude para no tener que husmear un asunto tan turbio.
Pero resulta que soy yo quien tiene que rescatar a un país a medio hundir laborando unos 365 días de más, cuando es el Gobierno quien debería realizar un control riguroso que no dé opción a la duda moral del pago o no de impuestos.
Los finlandeses no tienen más moralidad que nosotros por naturaleza. Lo que sí tienen es un sistema que persigue y se preocupa del fraude fiscal.
Eefectivamente, no estamos en Finlandia, y no porque nosotros no seamos como los finlandeses sino porque no nos dejan serlo
Son molinos
ResponderEliminarMire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
Quisiera poder decirle esto a este buen hombre, profesor parece de naturales, que de bienintencionado parece manchego.
Y decirle también. Ahora, que la izquierda está a punto de perder el poder,