(La escena, una llanura abisal en algún planeta parecido a este. EPI y BLAS están vestidos con toga. Después, entra TRIKI)
EPI: Hacía tiempo que no nos veíamos por este blog, Blas.
BLAS: Eso es por culpa del autor. Cada vez sueña menos cosas raras. Yo le oí decir que había enfermado de sentido común. Pero ahora debe de estar soñando con nosotros y por eso andamos por aquí.
EPI: Yo creía que no podía dormir. Y tampoco somos raros: lo son los humanos.
BLAS: Es que ahora toma unas pastillas que le dejan derrengado. Y un poco raros sí que somos: tú eres una naranja y yo un limón, y las frutas no hablan.
EPI: Pues yo no me llamo naranja, me llamo Epicuro de Samos, y tú Blas Pascal. Gustavo si que lo tiene claro: él es una rana. Y las ranas hablan, o por lo menos croan, y, algunas, incluso se transforman en principitos.
BLAS: Pues eso tengo entendido que son nombres de un tipo de humanos llamados filósofos, Epi, y esto tampoco es un diálogo platónico: es un diálogo insensámico.
EPI: Los diálogos barriosesámicos no hablan de estas cosas, sino de los números, de las formas...
BLAS: ¡No, si va a resultar que somos Pitagóricos...! Pues yo he leído diálogos de Ionesco que se parecen mucho a este.
EPI: No conozco a ese señor, pero como lo que no puedo conocer suele ser absurdo, no me extrañaría que escribiese cosas absurdas; yo mismo me siento absurdo muchas veces, así que probablemente haya escrito sobre mí.
BLAS: Sí, la verdad es que eres un poco absurdo, amigo mío. A veces no te entiendo.
EPI: Pues siempre hablamos de la forma más clara, como si tuviesen que oírnos los niños o como si fuésemos maestros de parvulitos. ¿Tú crees que nuestro autor tampoco nos entiende a nosotros?
BLAS: Tal vez se entretiene oyendo lo que decimos y viendo lo que hacemos. No creo que nos tenga odio; sólo quiere divertirse un rato: por eso nos ha cortado los hilos. Quiere vernos hacer cosas absurdas y divertirse.
EPI: Me sentía mejor cuando pendía de unos hilos llamados venas; iban por arriba a una cruz llamada corazón. Cuando las tenía sentía una cosa llamada deseo.
BLAS: Los míos eran nervios, e iban a una cruz llamada cerebro. Y yo lo que notaba era curiosidad.
EPI: Deben ser cosas parecidas. ¿Recuerdas que a veces tropezaban unas con otras y se enredaban? Yo creo que el autor lo hacía tan mal, que decidió darnos la independencia para que el argumento se escribiera solo: eso de ser al mismo tiempo autor y espectador ha de ser muy aburrido.
BLAS: Epi, la independencia no se da, se conquista.
EPI: Qué bien suena eso. Pero yo no recuerdo haberme cortado las venas.
BLAS: Y yo no recuerdo haberme quitado los nervios.
EPI: Por ahí viene Triki; veamos si él puede resolver nuestro dilema.
TRIKI: Hola, amigos, ¿habéis visto pasar por aquí una galleta? Son redondas como el sol, y ruedan por la tierra igual que el sol rueda por los cielos.
BLAS: No, Triki. Pero si nos ayudas, te daremos una cuadrada. Los cuadrados no ruedan.
TRIKI: Sí, creo que ya lo vi explicado en uno de vuestros episodios.¿Puede ser doble, con entremedias de chocolate? Son las que están más ricas.
BLAS: Pides más que un cura. Está bien, de acuerdo.
TRIKI: ¡¡GA-LLETAS!! Preguntad lo que queráis que, si está en mi mano, os responderé lo mejor que sepa.
EPI: ¿Somos libres, Triki?
TRIKI: Libres ¿de qué? Yo no soy libre de no querer galletas. Mi destino es buscar galletas para comerlas.
BLAS: Pues nosotros no sabemos cuál es nuestro destino.
TRIKI: Tal vez vuestro destino sea buscar un destino, o quizá no encontrarlo, de la misma manera que las nubes buscan una forma reconocible y sólo algunas la encuentran.
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