viernes, 25 de marzo de 2011

El onceno o undécimo mandamiento,


Si un inglés hubiese escrito los mandamientos, estos serían once, y el undécimo diría: "No molestarás". O, como dice ese genio del humor paródico,  Conrado Nalé Roxlo: "Ten tacto y discreción / cualquiera que sea la ocasión".  Molestar es, por ejemplo, que Bill Gates te pida constantemente que renueves tu software con una insaciable gana de ganar dinero. Molestar es hablar siempre y en toda ocasión aunque no se tenga nada que decir. Molestar es abusar hasta lo nauseabundo de la confianza y del asco que da, tomar brazo, codo y hombro de quien te echa una mano, saturar de publicidad las ondas y de política o fútbol, tanto monta, los informativos, radios, periódicos y conversaciones. Molestar es añadirse a la mole de lo vulgar, de lo ruidoso, de lo inarticulado y de lo inmodesto. Molestar es perturbar cualquier conversación sensata con un tópico vacío y avivar cualquier jodienda sin enmienda. Molestar es no ceder nunca la iniciativa ni el turno de palabra, hablar cuando otros hablan, creerse insustituible, opinar, que no razonar o hacer arte, sin tasa y en voz alta, ser demasiado uno mismo y no hacer caso de lo del templo griego, "nada con exceso". Molestar es hacer demasiado caso a la otra máxima del templo griego: conócete a ti mismo y, además, no conocer otra cosa, no escuchar. Molestar es, en suma, malbaratar toda buena disposición como insistente y pegadiza mosca cojonera o dirigirte a alguien sin empatía, sin educación y sin respeto, o sin ser presentado por un tercero. Tal cosa es molestar, porque cabe definirlo en una época en que las palabras nobles se ignoran o se vacian.

2 comentarios:

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    Charlie

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  2. Indisciplina

    Quien quiera mandar que monte un ejército y que pague bien por matar y violar. Las religiones intolerantes, esas que se creen las únicas posibles, no hacen más que demostrar su totalitarismo con los mandamientos. La primera de ellas, el judaísmo genera un cuadro bastante complejo. La segunda, el cristianismo, quiso reducir la dificultad y bajó a diez. la tercera y última, espero, la musulmana fue más coqueta y lo dejó en cinco.

    Cantemos junto al heterodoxo Agustín de Hipona. Ama y haz lo que quieras, pues si surge del amor, nada malo se puede hacer, ni siquiera molestar.

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