martes, 29 de marzo de 2011

Guías


Hay algunas inteligencias que parecen ver claro en los componentes esenciales y actuales de lo que ocurre al hombre en la modernidad y en la posmodernidad. Creo que son, entre otros, Jürgen Habermas y la desgraciadamente fallecida Hannah Arendt. En el artículo que acabo de transcribir se usa una expresión que acuñó ella para referirse a Eichmann, el criminal nazi: la «banalidad del mal». Describe que algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. Que, de forma puramente nihilista, no se preocupan por las consecuencias, sino sólo por el cumplimiento de las órdenes. La tortura, la ejecución de seres humanos o la práctica de actos «malvados» no son considerados a partir de sus efectos o de su resultado final, con tal que las órdenes para ejecutarlos provengan de estamentos superiores que lo protegen y benefician. Eso hizo discurrir a Hannah Arendt a gran escala sobre la complejidad de la condición humana y de la maldad, que puede ser estructural, como aseguran algunos de los teólogos de la liberación, y aconsejó, como teórica política, que es preciso estar siempre atento a lo que llamó la «banalidad del mal» y evitar que ocurra. La prevención de hechos como ejecuciones en masa en Bengasi por parte de gilipuertas como Gadafi es una buena muestra de ello; pero no lo fue la matanza de Ruanda ni la de Bosnia.

Que Arendt estaba en lo cierto lo demuestran experimentos como el de Stanley Milgram y el de la cárcel de Stanford. Milgram se apoyó en el concepto de la «banalidad del mal» para explicar sus resultados de sumisión a la autoridad. 

1 comentario:

  1. Vulgarización del mal o cadena del mal?

    Cabría leer a Arendt para captar si se refiere a la superficialidad del mal, que creo atribuyes, o a la llegada hasta el ban, nuestro vulgo, de la maldad. En ese caso, mejor traducción sería vulgaridad del mal. Porque podemos pensar que el problema radique en que desde la postmodernidad, en los países desarrollados, la cadena del mal ha alcanzado hasta al más pequeño de sus habitantes. Antes el mal era artribuible a quien conocía sus efectos, al líder y secuaces que llevaban engañada a la manada, bueana por definición no solo cristiana. Todos somos partícipes de Fukhusima cuando no damos importancia a la energía que malgastamos, lo que da pie a justificar la creación de una energía barata como la nuclear de fisión. Aunque todos sabemos que es simplemente negocio. Y toma 24.000 años.

    No quiero propasarme, pero parece que los sesudos germanos atraen tu sesuda existencia. Adorno nos dice algo de la irracionalidad de la racionalidad en su dialéctica de la ilustración. Copio: La propia mitología ha puesto en marcha el proceso sin fin de la Ilustración, en el cual toda concepción teórica determinada cae con inevitable necesidad bajo la crítica demoledora, que no ve en ella más que una creencia, hasta que también los conceptos de espíritu, de verdad, incluso el de Ilustración, quedan reducidos a magia animista.

    Sobre Eichman, decir que no hay que buscar al enemigo fuera. Tú eres el fascismo, yo soy el fascismo, basta que las circunstancias nos coloquen en situación. En este sentido, es de obligada visualización el film Europa de Trier, donde quien deseaba hacer el bien hizo el mal, como Mefistófeles.

    Y de Gaddafi cabe decir, que tamién es negocio, y todos lo sabemos. ¿a qué santo sino atribuirlo? ¿a la prevención de ejecuciones en masa? Lo siento, pero asistimos al inicio de la nueva colonización de África. La primera se decidió en Berlín en las décadas finales del XIX, esta lo ha hecho en Londres. En la primera la cuestión era quitar de enmedio a los africanos con poder que molestaran a la expansión económica del imperio que le había tocado en suerte durante el raparto; hoy la cuestión es quitar de enmedio a los chinos que no asuman el nuevo interés de Europa por sus recursos (en este caso mercado). Aquella condujo a la IGM está esta por ver, pero China ha ampliado su presupuesto de defensa un 10%. No te jode, después de ver lo sucio que juegan los occidentales.

    La única respuesta es Be water my friend, fluye cuando debas y concéntrate cuando lo necesites. Sístole y diástole, el resto es tortura, quería decir, cultura. Si es que los hippies tenían razón, y Diógenes también.

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