De Juan G. Bedoya:
El ya fallecido cardenal de Sevilla y ex presidente de la Conferencia Episcopal, José María Bueno Monreal, un gran colaborador del cardenal Tarancón, había ido a despedirse del Papa porque quería jubilarse y osó decirle en su despacho, a solas:
-"Santidad, mi conciencia me impone hacerle presente que existen problemas como los del celibato, la escasez de clero y la cantidad de sacerdotes que siguen esperando la dispensa de Roma".
-"Y mi conciencia de Papa me impone echar a su eminencia de mi despacho",
Fue la respuesta de Wojtyla. El bondadoso cardenal contó a sus amigos el incidente admirándose, textualmente, "de las malas pulgas del Papa". Días más tarde, sufrió un infarto y cesó en el cargo. No tardó en morir.
De vuelta
ResponderEliminarEn el tren desde Madrid compartí asiento con una poeta que trabaja para una editorial. Dado mi nulo interés por sacar, no sé su nombre, ni el de aquella. Se despidió deseando que escriba mi libro. Fue simple cortesía, pero me trajo una sonrisa.
Pero lo que quería decir (se me fue el dedo)
ResponderEliminarLo que quería decir es que la iglesia desde la modernidad, no ha aceptado tan bien las críticas internas, como cuando era la única posible. El cruce de variables se dio con la invasión napoleónica.
Por otro lado, Wojtila pudo bien haber usado el plural majestático. Es curioso eso del tricornio, una vez te lo pones... empieza a entrarte una mala hostia...
parece un cuento popular de esos que al final la providencia divina mata al personaje blasfemo
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