sábado, 23 de julio de 2011

Amy Winehouse se ha muerto ya


Hace tiempo escribía que era un milagro que esta chica siguiera todavía de pie y cantando: sólo había que echarle un vistazo por encima; en su último concierto ofreció un espectáculo tan lamentable que no se renovó su póliza de seguros y canceló toda su gira, porque la contralto soltaba gallos y se caía al suelo; la última mona duró quince horas y la siguiente fue una muerte por sobredosis. Mala estudiante, insomne, deprimida, anoréxica, drogadicta, alcohólica, maniacodepresiva, enfisemática y anémica, le daba a la ginebra, a los porros, a la ketamina, al crack, a la cocaína, al éxtasis, a la heroína, a los antidepresivos y a los analgésicos y, después de todo eso, a la guitarra, en cuyo agujero central se cayó para no volver; cuando no, su distracción favorita era discutir con exnovios y exmaridos y, entre medias de lingotazo y lingotazo, escaparse en pelotas de los hoteles. Una curiosidad: su madre era farmacéutica, así que por lo menos tenía la excusa de que le venía de familia. Menos mal que no tuvo hijos, eso fue lo único que hizo en lo que tuvo algún sentido común. 


Por lo visto, cantaba bien el soul.

1 comentario:

  1. No estoy nada de acuerdo con su entrada acerca de una de las mejores cantantes de la historia del Soul, víctima de una vida nada fácil, y que hizo muchas cosas mejores que no tener hijos

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