lunes, 19 de septiembre de 2011

Sí, bwana.

Dicen por ahí que, para obtener fondos, los partidos políticos (uno de izquierdas y otro de derechas) nos iban y van a vender a la privada como esclavos. Sí bwana, no es mala idea, no me niego, si primero empezamos vendiendo como esclavos a los políticos (aunque, ¿no están estos prebendados prevendidos ya?) Pero la realidad es otra: con el dinero obtenido por nuestra venta los políticos y los bancos podrán pagar sus propias deudas, las contraídas al gastar nuestro dinero, y así ellos contentos. Lo malo es que uno sabe qué es la esclavitud, porque se ha leído las autobiografías de algunos esclavos, empezando por las de los esclavos cubanos Juan Francisco Manzano y Esteban Montejo, y terminando por ese libro terrible que es el de Harriet Jacobs. Ellos sabían que hay algunas cosas que no se pueden ni deben vender. "El esclavo es un hombre muerto", escribió Manzano. Y yo sé que, como indican estos esclavos que escribieron (o dictaron, porque no sabían ni leer) con más humanidad que literatura, si desearon ser blancos fue no porque les guste su color, sino porque son libres, y si se discriminaron entre ellos mismos de forma tal que los esclavos que servían en la casa de su amo se consideraban superiores a los que trabajaban en el campo, fue porque también ganaban algo de libertad. Algo así como fijos e interinos. Luego están, claro, los amos blancos, que son los políticos, que se limitan a producir algodón para vestir de trajes (blancos, como el algodón), valencianos o no, a banqueros y empresarios. Pues señores, parece que vamos a ser esclavos unos cuantos algún tiempo. "Primero vinieron... etc." El río ha comenzado a sonar con esa noticia en La Mancha y en Madrid, uno sospecha con la intención -estas noticias siempre hay que leerlas en pasiva, porque están calculadas, como la retórica, para conseguir unos efectos y reacciones calculados y determinados, manipulando el miedo, la intimidación etcétera quizá para evitar protestas escritas, manifestaciones y huelgas públicas y desmovilizar voluntades, ya que los políticos y sus sucedáneos, los periodistas y medios de desinformación, son sólo unos creativos publicitarios a sueldo de los bancos, destinados a crear una ilusión de democracia-. El tiempo dirá si eso es riachuelo o Amazonas y si lleva alguna agua.

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