sábado, 24 de septiembre de 2011

Hasta los neutrinos son manipulados

Las explicaciones para lo que está pasando con los neutrinos nacen de un señor calvo llamado Berlusconi, que pretende rebajar el presupuesto a los científicos italianos. La única manera de hacer intocable el importante caudal económico que necesitan los físicos de Gran Sasso y sus homólogos del CERN es llamar la atención con algo sensacional. Porque ese caudal estaría mejor invertido en causas sociales y filantrópicas prioritarias en vez de descubrirle el intríngulis a la materia, que está muy bien, pero después de evitar la muerte por hambre y sed de los niños panzudos, el desalojo de familias por falta de renta, las guerras interminables y un larguísimo etcétera. La única manera que tienen los físicos de evitar las tijeras de Berlusconi, decía, es montar el numerito con algo que saben que probablemente será falso y atraer los focos del mundo entero: estos italianos se las saben todas en picaresca. Pudiera ser que hubiera algo de verdad en estos resultados, pero han tenido que anticiparlos por aquello de los juguetes caros que necesitan los físicos para liar sus teorías, en vez de juguetes para estos tontos del haba de los que quieren comer todos los días, los parados y los diversos necesitados. Otra muestra de que hay que interpretar las noticias conforme a segundas, terceras, cuartas y quintas intenciones.

No estoy contra la ciencia, pero soy un ludita; quiero una ciencia que mejore al ser humano, porque hemos avanzado más en ciencia que en humanidades; hay que recuperar ese retraso, no debe ser así, no se deben despreciar de ese modo las humanidades, porque determinada ciencia crea injusticias dañosas. Primero consigamos humanizar al ser humano (aunque sea un animal, por lo menos eso hemos averiguado), quiero decir, consigamos mejorarlo de forma práctica, no utópica (ese ha sido el gran error del humanismo, creer en utopías que afirman que el hombre es más de lo que es; además, aún esperamos mucho de él y en demasiado poco tiempo), y después podremos consagrarnos al noble fin de investigar y arrancarle los secretos a la naturaleza; por demás, podría decirse que arreglar las miserias de la humanidad es algo mucho más complejo y difícil que verificar una teoría física o investigar la naturaleza: a las pruebas me remito, ya que no hemos avanzado casi nada en lo primero y sí mucho en lo segundo; es más difícil poner de acuerdo a dos personas que demostrar la teoría M. Y, sin embargo, son tareas ambas igual de humildes y aun las mismas y una sola: la ciencia empieza donde las humanidades acaban y viceversa. 

Empero, esto no debe alterar lo que he afirmado al principio de este párrafo, quizás con algún conocimiento de causa: hay que empezar por lo que más nos importa,  el hombre, y acabar también en él: ciencias que tocan ambas ramas como la medicina, la economía y la biología deben primar sobre otras que les deben estar subordinadas de forma práctica y no utópica. Resulta inconcebible que alguien se dedique a calcular el diámetro de una estrella a millones de años luz cuando hay un preso inocente que es ajusticiado, una familia que es desalojada y echada a la calle o una chica que es convertida en esclava sexual, por mencionar tres hechos que me consta están ocurriendo ahora mismo, cuando unos físicos están indagando la naturaleza del neutro y neutral neutrino. Los astrónomos podrían dedicarse más a estudiar los objetos cercanos a la tierra y prevenir y evitar catástrofes que a buscar planetas habitables que no vamos a poder habitar en cientos de miles de años o a buscar nuevas fuentes de energía en vez de a diseñar nuevas maneras de freír a la gente en radiación.

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