miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un momento de flaqueza para escribir el blog

Uno, que está enfermo por todo, necesita todo tipo de terapia para poder sobrevivir a la enfermedad más gorda de todas, la vida. Una de ellas es este blog, que desagua las lluvias de todas las borrascas  como caen, me caen, me hacen caer a mí o a los demás, que los demás son parientes por parte de Adán y yo tengo muchos ombligos, no como él, que no tenía, aunque los católicos lo pintan con él, por más que Dios no debía tenerlo si lo hizo a su imagen y semejanza, o Dios tendría padre si no tuviera hijo, que es uno y Él mismo y el Espíritu Santo, que esa es otra, la de Dios es Cristo, que fue la que se armó en Nicea y...


Pero, volviendo a lo que no me ocupaba, que era... ¿qué era? Ah, que este blog es expletivo, funciona como el Senado, que es pleonástico y de más, pero hace más armonioso (o enojoso, según se mire) el conjunto. No, marro, yerro, me equivoco, no acierto, no atino a decir lo que debo y donde Diego digo digo, esto es, o sea, mejor dicho, es decir, que el blog es un desahogo variado, que no repetido, porque cuando uno está inflado de letra impresa impublicable tiene que derramarla por alguna parte e irse de públicas. Los escritores imaginean en palabras y los pintores palabrifican en imágenes; industria o arte de transformación del yo parecida a la de Houdini o la de un actor: echarle no cara, sino misterio a la vida, aliño para engañar y que se diga digna de ser vivida. Con lo que volvemos a la terapia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario