lunes, 19 de diciembre de 2011

El emperador está vestido

Parece que el famoso cuento del emperador desnudo, que ya aparece en Juan Manuel, se ha vuelto a repetir en la actualidad, con la salvedad de que nadie quiere ver a un político en pelotas y siempre le andan regalando trajes para que disimule sus vergüenzas a los paparazzi. Nadie quiere ver a un poderoso desnudo; el proverbio español afirma que "a quien de ajeno se viste, en la calle lo desnudan", pero es que sólo quieren vestir de ajeno a los poderosillos y esos papanoeles los cubren de regalos dejándonos a nosotros en cueros y en caros ropajes a gente como Urdangarín, que parece nombre también de cuento, pero de hadas. Y es el pueblo el que ve las vergüenzas, porque lo que son los políticos, los jueces, los periodistas, esos no ven nada. También es verdad que andan muy bien vestidos. Como decía Baroja, hay un santo en el cielo que baila delante del Altísimo, San Pascual Bailón, y que a quien le pide siempre la da de más: a quien tiene mucho, le da más, más, más; y a quien tiene poco le da menos, menos, menos... Siempre mucho de gracia o de desgracia, pero nunca repartir como Dios manda... ¿Manda algo Dios? Porque, a lo que se ve, no se le hace mucho caso, la verdad.


Que Dios reparta suerte.

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