El filósofo francés, Ernest Renan andaba con los preparativos de su próximo viaje a Palestina, cuando un buen amigo le advirtió de los peligros del lugar:
- Cuidado, Ernest: hay muchos bandidos por allí. Creo que deberías llevar contigo un fusil, por si acaso.
- ¿Para qué? ¡Los bandidos me lo robarían!
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El poeta francés Paul Valéry era una persona bastante desgarbada y no le prestaba una atención especial a su imagen. Cierto día, se le acercó una joven que le dijo:
- Su aspecto no hace pensar para nada que usted sea un elegido por las musas
- Tiene usted razón, señorita -replicó en voz baja y con tono misterioso- Es que yo soy de la poesía secreta
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Conocido era el desprecio que sentía Diógenes de Sínope por las convenciones sociales. Tanto, que eso lo llevó a vivir dentro de un tonel tumbado.
En cierta ocasión, uno de sus discípulos le preguntó:
- Maestro, dinos ¿a qué hora se debe poner uno a comer?
- Depende: si eres rico, puedes comer cuando quieras; y, si eres pobre, siempre que puedas
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El filósofo y matemático británico Bertrand Russell fue invitado a dar una conferencia sobre política en un club de mujeres conservadoras. Por el discurso izquierdista de Bertrand, las damas comenzaron a arrojarle todo cuanto caía en sus manos. Y para evitar males mayores y rescatar al filósofo de un descalabro, un guardia intentó apaciguar con palabras a la masa enfurecida:
- ¡Señoras, que es un gran matemático!- exclamó.-¡Que es un gran filósofo!- insistió, sin ningún éxito, hasta que gritó:
- ¡Que su hermano es conde!
La calma volvió a la sala y Bertrand pudo salvar el pellejo.
***
Voltaire paseaba junto a un amigo por la calle cuando se cruzaron con una procesión precedida por un Cristo crucificado, motivo por el cual el filósofo se quitó el sombrero en señal de respeto.
- Os creía incrédulo en materia de religión- le dijo su acompañante, sorprendido por el gesto
- Y lo soy- matizó Voltaire -Aunque Cristo y yo nos saludamos, no nos hablamos.
***
Se cuenta que el filósofo Ludwig Wittgenstein se encontraba en la estación de Cambridge esperando el tren con una colega. Y mientras esperaban se enfrascaron en una discusión tan profunda que no se dieron cuenta de la salida del tren. Al ver que el tren comenzaba a alejarse, Wittgenstein echó a correr en su persecución y su colega en pos de él. Wittgenstein consiguió subirse al tren, pero no así su colega. Al ver su cara de desconsuelo, un mozo que estaba en el andén le dijo:
- No se preocupe, dentro de diez minutos sale otro.
- Ud. no lo entiende- le contestó ella -él había venido a despedirme.-
***
Cierto día, un rico ateniense encargó a Sócrates la educación de su hijo. El filósofo le pidió por aquel trabajo quinientas dracmas, pero al hombre le pareció un precio excesivo.
- Por ese dinero puedo comprarme un asno.
- Tiene razón. Le aconsejo que lo compre y así tendrá dos.
***
Tras oír que Platón definía al hombre como "Un animal de dos patas sin plumas", el sintético "bípedo implume", el filósofo Diógenes le envió a su academia un gallo desplumado comentando: - Aquí está el hombre de Platón.
Platón tuvo que añadir a su definición: "... Y con uñas anchas y planas"
***
Desde 1687 a 1690, Isaac Newton fue miembro del Parlamento británico en representación de la Universidad de Cambridge. Durante el tiempo que ostentó el cargo solo pidió la palabra en una ocasión y fue para decir lo siguiente:
- Propongo cerrar esa ventana porque aquí hace un frío considerable.
***
En cierta ocasión Bertrand Russell estaba especulando sobre enunciados condicionales del tipo: "Si llueve, las calles estarán mojadas" y afirmaba que de un enunciado falso se puede deducir cualquier cosa. Alguien que le escuchaba le interrumpió con la siguiente pregunta:
- "¿Quiere usted decir que, si 2 + 2 = 5, es usted el Papa?".
Russell contestó afirmativamente, y procedió a demostrarlo de la siguiente manera :
- "Supongamos que 2 + 2 = 5; así que estará de acuerdo en que, si restamos 2 de cada lado de la igualdad obtendremos 2 = 3. Invirtiendo esa igualdad y restando 1 de cada lado, da 2 = 1. Y, como el Papa y yo somos dos personas y 2 = 1 entonces el Papa y yo somos uno, y por tanto yo soy el Papa"
Voltaire paseaba junto a un amigo por la calle cuando se cruzaron con una procesión precedida por un Cristo crucificado, motivo por el cual el filósofo se quitó el sombrero en señal de respeto.
- Os creía incrédulo en materia de religión- le dijo su acompañante, sorprendido por el gesto
- Y lo soy- matizó Voltaire -Aunque Cristo y yo nos saludamos, no nos hablamos.
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Se cuenta que el filósofo Ludwig Wittgenstein se encontraba en la estación de Cambridge esperando el tren con una colega. Y mientras esperaban se enfrascaron en una discusión tan profunda que no se dieron cuenta de la salida del tren. Al ver que el tren comenzaba a alejarse, Wittgenstein echó a correr en su persecución y su colega en pos de él. Wittgenstein consiguió subirse al tren, pero no así su colega. Al ver su cara de desconsuelo, un mozo que estaba en el andén le dijo:
- No se preocupe, dentro de diez minutos sale otro.
- Ud. no lo entiende- le contestó ella -él había venido a despedirme.-
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Cierto día, un rico ateniense encargó a Sócrates la educación de su hijo. El filósofo le pidió por aquel trabajo quinientas dracmas, pero al hombre le pareció un precio excesivo.
- Por ese dinero puedo comprarme un asno.
- Tiene razón. Le aconsejo que lo compre y así tendrá dos.
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Tras oír que Platón definía al hombre como "Un animal de dos patas sin plumas", el sintético "bípedo implume", el filósofo Diógenes le envió a su academia un gallo desplumado comentando: - Aquí está el hombre de Platón.
Platón tuvo que añadir a su definición: "... Y con uñas anchas y planas"
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Desde 1687 a 1690, Isaac Newton fue miembro del Parlamento británico en representación de la Universidad de Cambridge. Durante el tiempo que ostentó el cargo solo pidió la palabra en una ocasión y fue para decir lo siguiente:
- Propongo cerrar esa ventana porque aquí hace un frío considerable.
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En cierta ocasión Bertrand Russell estaba especulando sobre enunciados condicionales del tipo: "Si llueve, las calles estarán mojadas" y afirmaba que de un enunciado falso se puede deducir cualquier cosa. Alguien que le escuchaba le interrumpió con la siguiente pregunta:
- "¿Quiere usted decir que, si 2 + 2 = 5, es usted el Papa?".
Russell contestó afirmativamente, y procedió a demostrarlo de la siguiente manera :
- "Supongamos que 2 + 2 = 5; así que estará de acuerdo en que, si restamos 2 de cada lado de la igualdad obtendremos 2 = 3. Invirtiendo esa igualdad y restando 1 de cada lado, da 2 = 1. Y, como el Papa y yo somos dos personas y 2 = 1 entonces el Papa y yo somos uno, y por tanto yo soy el Papa"
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