En su informe sobre desarrollo humano elaborado por el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo, que abarca el periodo 2007-2008, Marruecos está en el puesto 126º (sobre 177 Estados). El índice de pobreza del país alcanza el 18,1%. Peor aún, más de cinco millones de marroquíes viven con 10 dírhams al día, es decir, un poco menos de un euro, y el sueldo mínimo legal no rebasa los 55 dírhams (5 euros) al día. El rey es, desde hace algún tiempo, el primer banquero, asegurador, exportador y agricultor de su país. Controla también el sector agroalimentario, la gran distribución comercial y la energía. El enriquecimiento desenfrenado del soberano y de algunas personas a sus servicios puede, sin embargo, tener consecuencias políticas incalculables cuando la población está siendo golpeada de lleno por una crisis que la empobrece y fragiliza a las clases medias. Inexistente en la escena internacional, con frecuencia ausente de la escena nacional, nunca ha aceptado ser entrevistado por un periodista marroquí, nunca concedió una conferencia de prensa y parece desinteresarse de la política como de su país. Es, en cambio, hiperactivo a la hora de controlar sus negocios. Parece ver en Marruecos un mercado cautivo sometido a su voluntad. Las manifestaciones que se desarrollan en Marruecos estos últimos tiempos señalan con su nombre a dos íntimos colaboradores del rey (Mounir Majidi, secretario particular de Mohamed VI y Fouad Alí el Himma, amigo de colegio) y estrategas de su adueñamiento de la economía y de la política del reino.En un universo tan escrupulosamente codificado y endulzado como el de Marruecos esos ataques apuntan, en realidad, a la persona del soberano porque atacarle frontalmente sería un sacrilegio. (…) La renta anual per cápita en Marruecos era en 2009 de 4.950 dólares, la mitad de la de los tunecinos y argelinos. Este país pobre con un Estado débil es, sin embargo, una fuente inagotable de satisfacción para el rey. Al apropiarse de la mayor parte de la economía del país incrementa una fortuna personal ya de por sí inmensa mientras que el modesto presupuesto del Estado se hace cargo de todos sus gastos. Regla número uno: el soberano y su familia no pagan ningún impuesto. Regla número dos: sobre este asunto la opacidad y el silencio son la norma y esta generosísima “cobertura social” otorgada al monarca y a los que se le son cercanos no se discute. (…) Mohamed VI recibe cada mes 40.000 dólares de salario por ser rey (…), es decir, el doble del presidente estadounidense o del francés. Las pensiones y salarios reales, que ascienden anualmente a 2,5 millones de euros, incluyen los emolumentos girados al hermano del rey así como a sus hermanas y a los príncipes afines. No se sabe ni palabra del desglose de esa partida. Todos los miembros de la familia real ingresan, además, sus emolumentos, abonados por el Estado marroquí, por sus actividades oficiales, en general bastante modestas. La generosidad del contribuyente marroquí, cuya colaboración se solicita, sirve, a su vez, a costear la del rey. Bajo la rúbrica de “subvenciones del rey y de la corte” se otorgan al soberano 31 millones de euros (310 millones de dírhams) para que los redistribuya, según su antojo, como donaciones o subvenciones. Es una cantidad cuya utilización se escapa a cualquier control, aunque se sabe que en tiempos de Hassan II servía, en parte, de fondo de reptiles para asegurarse los favores de algunas personalidades políticas, marroquíes o extranjeras y recompensar, por su fidelidad, a esa extraña tribu francesa de “amigos de Marruecos” compuesta por periodistas, académicos, médicos, abogados, exresponsables de servicios secretos (…) Los gastos de los 12 palacios reales repartidos a través del país, a los que se añaden una treintena de residencias en las que trabajan más de 1.200 personas, también corren por cuenta del Tesoro público, que desembolsa un millón de dólares al día. De esos 12 palacios el actual rey solo utiliza regularmente tres o cuatro y muchos de ellos nunca recibieron su visita. Aun así se les mantiene con el mismo esmero vigilante. En 2009, El producto nacional bruto de Marruecos ascendía a 90.000 millones de dólares y el de Francia a 2.750.000. Pese a esta diferencia sobrecogedora de riqueza, el presupuesto del palacio real, del que se hace cargo el Estado marroquí, alcanza los 228 millones de euros, mientras que el del Elíseo asciende a 112,6 millones. La cantidad asignada a Mohamed VI duplica la concedida al presidente de la República Francesa. Esta diferencia, ya de por sí significativa cuando se pone en relación con el PNB de cada uno de los dos países, pone de relieve que la monarquía marroquí cuesta al presupuesto del Estado 60 veces más que la presidencia francesa.Cuando decide instalarse durante unos días en la capital de una región, la policía y la gendarmería llevan hasta allí a miles de hombres para vigilar la zona. Si el soberano no posee ningún palacio en las cercanías, las más bonitas residencias son requisadas para facilitar su estancia y la de su numeroso séquito formado por consejeros, ministros y demás cortesanos. Convoyes procedentes de Rabat o de Marraquech transportan el mobiliario, la vajilla, las cocinas y también a los cocineros y demás personal de servicio. (…) Esta aparente bondad real tiene efectos limitados: el entorno del rey, las autoridades de la región tratan ante todo de darle satisfacción, aunque sea haciendo trampa. Tras la inauguración, en el sur, de un flamante hospital, el establecimiento fue cerrado después de la visita del rey. Todavía no se había encargado el material médico y el que se le mostró fue alquilado con tal motivo. Fouad Alí el Himma y el grupo del Colegio Real, Mounir Majidi y la banda de Naoufel… Desde principios de la década pasada los amigos de su majestad acaparan todos los puestos clave del reino... excepto aquellos del área exclusivamente militar" (El País, hoy)
El mayor empresario español, Amancio Ortega, el dueño de Zara, se ha hecho rico explotando a los moritos infrapagados de su amigo Mohamed, el paternal defensor de los pobres marroquíes. Si España tiene que salir de la miseria explotando a los moros como hace el señor Amancio Ortega, prefiero ser finés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario