domingo, 26 de febrero de 2012

¿Noos asombra? Epigrama.

El nocente instituto Noos, "especie de ONG", según el sarcástico juez, presumía en su estatuto de "carecer de afán de lucro", siendo cual era la típica empresa-pelotazo de los que nunca anduvieron en pelotas, sino envueltos en Armani; su jugón de balonmano, cierto, dejó de sacar jugo a las pelotas (balonmanuales) y pasó a  vivir (muy bien) de las bragas Princesa. Pero el eximio pelotari quiso exprimir la real vaca, nada sagrada para él, y se dedicó a folgar con la borbona durmiente sacándole enanitos principillos y un palacete isleño de seis millones de euros con latrocinios, fangos y miserias de lo más vario, llamados impropios con deliciosa eufemierda. El pitorreo, empero, reduce la pareja de corazones a carnaza de Hola; no hay más que ver los vigorosos saltos de zanco del balonmaniaco en cangelurosa huida de agotados periodistas que le iban en pos. Hay que reconocer que de algo sirve el entrenamiento del balonmano.

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