No son tiempos para machos. Hasta a Supermán le han bajado los calzoncillos y le han dejado con problemas de identidad; asúmalo, sepa que ya no queda vergüenza ni siquiera en España, donde hasta los toreros la perdieron cuando vino Curro. Y los colores a un político español no se los saca ni un retratista veneciano: son a blanco y negro, como las cebras y el ajedrez. Ahora hasta es un honor ser mariquituso, melifluo, meliloto, metrosexual, porque eso de homo todavía suena a guarro y les llaman gay. Y por serlo, ni siquiera lo son del todo, un siesnoes. Si tirásemos de la manta y saliera, por ejemplo, una Trotona de Pontevedra, a todo el mundo le daría igual, incluso al papa Francisco. Y la verdad es que mejor así, porque lo único que resulta hoy imperdonable y ofensivo de verdad y por completo aborrecible es la mala educación... si no te la pagan como es debido, por ejemplo, en la Cinco.
Si la crisis sigue así, hasta tendremos que entendernos mucho más que ahora, y mucho más íntima y profundamente, los hombres, sacarnos carnet del ramo, volvernos más meticulosos e irnos a vender nuestros encantos a algún ángulo oscuro. Relájense, disfruten...
No hay comentarios:
Publicar un comentario