EL PALACIO DE LA VENTURA
Antero de Quental (1843-1891)
Sueño que soy un caballero andante;
por desiertos cabalgo en noche oscura.
del amor paladín, busco anhelante
el Palacio feliz de la ventura.
Mas ya desmayo, exhausto y vacilante,
rota la espada y rota la armadura...
cuando de pronto veo, fulgurante,
toda su altiva pompa y hermosura.
Con grandes golpes llamo, sin recelos:
"Soy el desheredado, el vagabundo,
¡Abrid la puerta de oro a mis anhelos!"
Se abre la puerta al fin, lenta y pausada,
y al entrar caigo de dolor profundo:
frío y silencio y sombra y nada.
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