viernes, 6 de marzo de 2015

No hay mañana, ni para Larra ni para nadie.

"Si amanece, nos vamos", escribía Goya al pie de uno de sus grabados, pero no amanece. En España, no empieza a amanecer desde hace mucho. Rajoy, esperpento galaico, recorta investigar enfermedades raras y demás glorias del espíritu humano y subvenciona la corrupción y la tauromuerte. Él y sus beneficiarios nos roban (también) el futuro, como a millones que morirán ya sin haber trabajado o haber formado una familia. 

A Marrano y a su friend Pedorra (uno no insulta ni ofende, sino adapta la onomástica al tufo y pestuza que percibe la mayoría en la componenda pepoíta) lo único que podía jorobarles un poco más es que Ciudadanos y Podemos firmaran un pacto constitucional para regenerar el país con una nueva ley de leyes republicana y federal. Pero lo que yo quiero de verdad es que vuelvan a ganar Rajoy / Sánchez por mayoría absoluta, juntos o revueltos, para que todo termine definitivamente de pudrirse. Así Podemos y Ciudadanos calarían aún más en la sociedad y barrerían en la legislatura siguiente, posibilitando el cambio de chip constitucional.

Venden los populoides que España va bien (otra vez). Ya lo decía Valle-Inclán: "La tragedia de España no es una tragedia". Entonces, ¿por qué los kioscos venden las tragedias de Eurípides al lado de El País y los demás diarios del suicidio nacional? La marranoidad (versión abstracta de la injusticia, corrupción o marranería pepera, que ellos llaman ¡liberalismo!) inficiona el detritus informativo mezclando a partes iguales agua de colonia para cerdos y Walking dead. No hay mañana. El edificio de la Seguridad Social se derrumba en Ciudad Real no metafóricamente, sino de verdad: la corrupción ha mordido también su construcción, sus vigas, su cemento, sus planos, como ha mordido las carreteras comarcales dejándolas llenas de baches (ahora proyectan hacer más o menos lo mismo, siguiendo el ejemplo de los presupuestos llenos de agujeros de gusano a lo Arrakis). Mientras, nadie recoge las mierdas que Marrano y Pedorra van dejando en los medios de comunicación o vía pública; antes bien, Rajoy menea con entusiasmo su rabo ante la Merkel, marea la perdiz y se lame las prebendas; desde luego, no es Trotsky, el perro de Haro Tecglen; está domesticado, el muy pastor alemán; olfatea el externo viento favorable del bajante precio del petróleo, la compra de deuda de Dragi, y lo vende como si lo hubiera producido su espejito mágico. Hay que decirlo por activa, por pasiva, en voz media y con verbos semideponentes para que lo entienda este gallego: debía haber multas verdaderamente disuasorias no ya para la mala leche que nos dejan, sino para la corrupción, o dejar a los corruptos en la prisión común, al peludo amor de las hermanitas de los desamparados. Y, en vez de tanto museo del Quijote, levantar el primer Museo de la Corrupción, que es más educativo.



Ya lo escribió Cervantes: no es un hombre más que otro si más no hace. Pues este sería el museo de los que han deshecho o dejado de hacer; de aquellos con índice negativo de justicia distributiva y honradez. Estarían las fotos de Roldán en calzoncillos; una reconstrucción del váter del alcalde de Marbella, con sus cuadros de Miró y sus cornudos trofeos de caza. Exposiciones actualizadas y renovadas de los distintos modos de burlar las tenues, leves, blandas, dulces, hebefrénicas, estúpidas leyes españolas; didácticos cuadros y esquemas de defensa contra las artes bancarias; una exposición histórica de la evolución de los recibos de la luz; las declaraciones negativas de la renta de los políticos y millonarios; pegatinas con los artículos de la Constitución más infamados, colecciones de pintadas, camisetas infamantes y chistes del Roto y Forges. Sepulturas de suicidas desahuciados. Fotos de ferraris y paisajes de las islas Caimán, con un Curro infiltrado con la cara del pequeño Nicolás; estatuas del cabezudo Pujol y sus siete enanitos y una reproducción de Rajoy no reconociéndose a través del espejo o ya en el País de las Maravillas (que Espinosa llamaba en Escuela de mandarines "Feliz Gobernación"), mordiendo la galleta "cómeme" en forma de ladrillo. Los esquíes y la peineta de Aliba-bar-cenas; los menúes pantagruélicos con manchas de marisco de la canalla politicastra; una lista de jueces expulsos con sus causas; una colección de perífrasis legales de la imputación; los morros de todos los beneficiarios del aforamiento; un ala completa dedicada a la iglesia católica y el padre Maciel; la efigie de la marida de Ignacio "Mucho Culo" López del Hierro y sus concuñados y catarriberas, conferencias sobre cómo se roba un banco y una caja de ahorros desde dentro, estudios sobre la banda salarial de los expolíticos y consejeros de bancos, análisis prácticos sobre piratería de subvenciones, colecciones completas del Hola y del Interviú, caras ambas de la misma luna, Murillo y Valdés Leal de este podrido siglo de pícaros, etc... En el bar, solo tapas de chorizo sin pan. Garantizo el éxito inmediato, es más, el beneficio, aunque hubiera que pagar comisión doble de tapadillo al concejal de cultura por la construcción y un porcentaje añadido para una cuenta numerada en Suiza.

Así se daría ejemplo recogiendo todo ese dinero sobrante que la chusma tira y no quiere gastar en ladrillo inútil, puterío, charanga y poda en política social y hasta arbórea. Como ese inmisericorde corte a navaja de los árboles ciudarrealeños que ha dejado sin nido o solución habitacional, esto es, desahuciado y echado a la calle, a por lo menos quinientos pájaros manchegos. ¿No podían hacer mismo con los pajarracos mamandantes que nos condecoran con sus cacas, empezando por la del quesito? El alcalde de Ciudad Real, decía la prensa hace años al publicar la lista comparada de sueldos con todos los de España, cobraba más que el de Sevilla (uno anota esas cosas para cuando las vaya a necesitar). No está mal, considerando que aquí hay sesenta mil habitantes y en Sevilla un millón; como dice Kant: la ética se reduce a dar ejemplo, como el Rey, que se baja el sueldo, por cierto. Pero, ay, qué goloso es el quesito.

Son cosas de los beneficiarios de la componenda constitucional juancarlofelipista, el Pepoe o Psoepe principalmente, conservaduros pepones o pseteros, si preferís, pero también los sindicatos mangoneros y sus compadres presuntamente mártires. Diez mil aforados hay con derecho a elegir un juez amiguete que los perdone, mientras que en países menos corruptos no hay ninguno. Así se llena todo de derelictos políticos merdosos y manos empapadas en cemento civil o aeroportuario (las de Pepito "Déjales, Sam" Bonito ya están ardiendo, por no hablar de Rajoy, tan quemado que podía hacer el papel de bonzo o antorcha humana en la nueva de Los cuatro fanfásticos). Pero ya se ha dicho: si amanece, se irán. Dixi

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