Seguramente no les sonará este nombre de este artista, porque fue un genio de tono menor; a lo largo de su vida no hizo sino pintar la misma cosa: gatos. Hoy, con Youtube, un Paraíso lleno de vídeos de mininos, habría disfrutado de lo lindo. De los gatos londinenses y naturalistas de sus principios pasó a los gatos transfigurados y abstractos de cuando mudaba, dicen sus biógrafos, a ser un completo esquizofrénico. Son estos gatos, nada nocturnos, sino solares y esplendentes, fruto enfermizo de una fantasía desquiciada en un millón de colores, formas y variantes, siempre majestuosos como el Fénix, y más parecen búhos deslumbrantes que felis catus.
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