martes, 5 de abril de 2016

El espíritu de la investigación

La curiosidad es la energía del investigador, pero en este trabajo, como en el amor, la perseverancia lo es todo. Algunas respuestas solo se encuentran tras recorrer todas las trochas del monte. El problema es que de una investigación nace otra: quien retira una pareja de cerezas de la fuente termina por retirar casi todo el plato si no corta alguno de los hilos: algo fácil para evitarse complicaciones. Y aquí viene el segundo elemento necesario al investigador: la ambición, una pasión que te obliga a no renunciar a nada, pues quien investiga lo poco termina por investigar lo mucho. Este segunda virtud (vicio para muchos) suele poner bastante nerviosa a la gente; a algunos, incluso, los hace salir corriendo. Pero quien la posee no termina su vida defraudado, porque conoce su destino: la pasión nunca se equivoca, y, aunque lo haga, le da igual.


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