lunes, 15 de junio de 2020

Autores ciudadrealeños olvidados, y algunos enigmas y curiosidades sobre los mismos

Fray Juan García, natural de Almagro según Nicolás Antonio, fue un religioso dominico, que pasó a China como misionero junto al padre Díaz; después pasó a América; dejó un manuscrito, Manual de las cosas del Perú. Estos datos los he tomado de la Biblioteca americana (1807) de Antonio Alcedo

Francisco Duarte Méndez, médico natural de Ciudad Real formado en Alcalá, donde fue su profesor, según Anastasio Chinchilla, que lo alaba, autor de una Cuestión médica: si en la curación de las enfermedades, principalmente en las calenturas podridas, es conveniente purgar los enfermos en algunos casos antes que se sangren, Madrid, 1648, cuarto.

El ingeniero de minas Juan Inza escribió mucho sobre las minas de Ciudad Real en el XIX. Memoria sobre la riqueza mineral de La Mancha..., Ciudad Real,  imprenta de José Román Muñoz, 1844. La modesta, sociedad minera. Informe sobre la mina Santa Hermegilda, Alcudia, Madrid: Imprenta del Boletín Oficial del Ejército, 1853 (cuarzo con galena en El Hato, cerca de Hinojosillas). Sociedad minera Sierra Madrona. Prospecto para la formación de esta sociedad e informe del ingeniero... 1858 (hasta la página 10 firmado por Melitón Cid; sobre las minas de El Horcajo)

Amalio Maestre e Ibáñez, Ciudad Real 10 de julio de 1812 - 5 de febrero de 1872) ingeniero de minas, arqueólogo y bibliófilo, compiló una gran colección de libros y, amigo de Eugenio Maffei y Ramón Rúa Figueroa, falleció mientras corregía los Apuntes para una biblioteca española de libros: Folletos y artículos, impresos y manuscritos...1872 de estos autores.

Pedro Martínez Carnerero, natural de Abenójar y vecino de Fuenlabrada en 1678, nombra una mina de rosicler que empieza con soroches de plomo a un cuarto de legua de Cabezarados en el término de Villamayor, así como otra en la dehesa de Villagutiérrez con tres vetas de plata que corren paralelas al mismo rumbo y otras dos de cobre y oro cerca de Fuenlabrada

Hernando de Poblete nació en Ciudad Real en 1519, hijo de Diego de Poblete y Beatriz de San Martín. El apellido Poblete es hidalgo de Ciudad Real. Su padre pereció corneado por un toro. Hizo la campaña de Los Mojos con el capitán Alonso de Mercadillo. En Chile se asoció con Alonso de Córdoba y se dedicó al comercio. Tuvo una hija mestiza peruana, Isabel de Poblete, que murió en Santiago en 1553. Un año antes, en 1552, testó el 15 de abril instituyendo herederos a sus primos hermanos, hijos de Juan de Céspedes el Viejo y de Isabel Poblete y falleció antes del 14 de julio de ese año, dejando bienes por valor de más de trece mil pesos.

El desgraciado navegante y descubridor García Jofre de Loaysa (1490-1526) nacido en Ciudad Real, aunque de origen vizcaíno, fue mandado por Carlos I a las Molucas tras las huellas de Magallanes para echar a los portugueses de esas islas y traerse de paso especias (Carlos todavía no había renunciado a su soberanía, disputada con Portugal); tras descubrir el tramposo cabo de Hornos (porque son dos cabos, no uno, lo que puede enviar a la muerte al navegante descuidado sin derrotero) y las islas Marshall, falleció el 30 de julio de 1526 en el Pacífico, seguramente de escorbuto; era hermano del obispo de Mondoñedo y del comendador de Paracuellos.  Él era de la Orden de Malta o de San Juan y comendador de Barbales. Da cuenta de su expedición a Filipinas la Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV, con varios documentos inéditos concernientes a la Historia de la Marina Castellana y de los establecimientos españoles en Indias de Martín Fernández de Navarrete (Madrid: Imprenta Nacional, 1867). En dicha expedición iban Andrés de Urdaneta y Elcano, que falleció durante la misma. Estaba formada por cinco naos y dos pataches. La Historia General de las Islas Occidentales a la Asia adyacentes, llamadas Philipinadel agustino recoleto fray Rodrigo de Aganduru Moriz es algo fantasiosa, pese a que el fraile había estado en Filipinas y en Persia y conocía el paño; por ejemplo, afirma que llegaron a una tierra de gigantes donde las mujeres medían trece palmos (cada palmo castellano equivale a unos veinte centímetros), esto es, dos metros sesenta. Andrés de Urdaneta logró llegar a España doce años después, tras haber circunnavegado por segunda vez el Globo.

Fray Hernando Ayala nació en Ballesteros en 1575, tomó el hábito agustino en Montilla; estudió en Alcalá, donde fue lector de filosofía. En 1603 pasó a México y luego a Filipinas; escribió muchas cartas, al parecer conservadas.. Fue martirizado en Japón

Fray Juan Estrada, dominico traductor de La escala espiritual de San Juan Clímaco, pero no directa del griego, sino desde la traducción latina de Ambrosio camaldulense, primer libro impreso en México: Juan Pablo, 1532, es también de Ciudad Real. Su libro fue la tercera traducción al español que se hizo en el siglo. Fue muy niño a México con su padre Alonso de Estrada, primero tesorero y luego gobernador de Nueva España y por lo visto hijo natural de Fernando el Católico y de una mujer de la burgalesa casa de Estrada, según ha documentado con rigor Jaime García Mendoza ("Velo y mortaja, del cielo bajan": la historia de Antonio Serrano de Cardona e Isabel de Ojeda", en VV. AA., Historia de Morelos. Tierra, gente, tiempos del Sur. Tomo III: de los señoríos indios al orden novohispano, dir. por Horacio Crespo, coord. por José García Mendoza y Guillermo Nájera Nájera. México: Universidad Autónoma del Estado de Morelos, 2018, pp. 729-730); ese origen, que algunos discuten (el motivo aducido es que el salario que le fue asignado por la Corona fue de 510 mil maravedíes por año, número muy superior a los 310 mil asignados al Marqués del Valle, Hernán Cortés, lo que levantó sospechas acerca de su claro favoritismo por parte de S. M. el Rey Carlos I y se ha utilizado para sugerir una posible filiación de Alonso de Estrada con el rey Fernando el Católico, teoría contradicha indirectamente por las pruebas de limpieza de sangre efectuadas por uno de sus bisnietos, algo que con frecuencia era muy falseado) hizo que su padre se criase en palacio como caballero principal y desde muy joven pasó a formar parte de la Guardia Real. En 1516 acompañó a su sobrino Carlos I a Flandes. De allí fue enviado a Málaga como Almirante, para luego marchar a Sicilia, donde estuvo casi tres años. En 1520, como era natural, luchó a favor de su sobrino en la Guerra de las Comunidades. En 1521 fue nombrado Corregidor de Cáceres y el 25 de octubre de 1522 fue nombrado, como ya se ha dicho, tesorero de la Real Hacienda en Nueva España. Llegó allí con su hijo Juan y su esposa Marina Flores de la Cavallería o Caballería (apellido sin duda judío y con amplia descendencia en Almagro) en 1523. Ella era hija de Juan Gutiérrez de la Cavallería y Luna y de Mayor Flores de Guevara. 

Su hijo, el dominico Juan Estrada, pasó de México a un convento del reino de Granada, pero su enorme rigor ascético le hizo enfermar, por lo que su hermano Luis Alonso de Estrada, señor de Picón, se lo trajo a esta villa, donde murió en 1579 (otros dicen que en 1570).

Pero volvamos al padre, Alonso de Estrada, situado en Nueva España por el emperador para controlar al marqués del Valle, Hernán Cortés; don Alonso fue el primer gobernador de Nueva España antes de que esa función fuera desempeñada por virreyes, y no paró de intrigar contra Cortés. Por el expediente de limpieza de sangre de Jorge de Alvarado y Villafaña, su bisnieto, se sabe que Alonso de Estrada fue "oficialmente" hijo de un tal Juan Hernández Hidalgo y de su primera esposa (cuyo nombre no recordaban los testigos), siendo sus abuelos paternos Diego Hernández Hidalgo (residente en Ciudad Real) y María González de Estrada.

Sin embargo, lo normal entre los bastardos reales era que se hicieran religiosos, para así impedir peligrosas pretensiones políticas. Ello sería aún más deseable en el caso de Fernando el Católico, rey de Aragón sin otra descendencia que la castellana.

Pedro Antonio Castellanos (Ciudad Real, 1480 - La Solana, 1556) fue un conquistador español. Su madre, María Pimentel, poseía una haciendilla en La Solana a la que se retiró en su vejez. Su padre era amigo de Jerónimo Velázquez, gobernador de Cuba, así que no quiso ir con Hernán Cortés, antes bien marchó en la expedición que hizo Velázquez contra él como uno de sus jefes; pero la mayoría de sus soldados se unieron a Cortés, y este lo aprisionó. Regresó a Cuba liberado, y Velázquez lo mandó con sus acusaciones a Cortés a ver a Felipe II, pero ya se había vuelto partidario de Cortés; cuando este regresó a la Corte se lo agradeció y se hicieron amigos. Murió Castellanos en La Solana, dejando tres hijos, dos varones que fueron a pelear al Nuevo Mundo y una hija que fue dama de honor de Isabel de Valois, tercera mujer de Felipe II; no sabemos por qué, quizá por cuestiones de espionaje, Felipe II la desterró y marchó a Francia, donde murió separada de su familia. Su hijo Bernardo, nieto de Pedro Antonio, empero, fue un gran aficionado a las antigüedades y escribió unos diálogos de numismática sobre las distintas monedas de los reyes de España hasta Felipe II; el manuscrito lo conservaba Basilio Sebastián Castellanos de Losada, fundador de la Academia de Arqueología en 1837.

El franciscano fray Antonio de Ciudad Real nació en Ciudad Real en 1551; pasó a México en 1573 con el nefasto obispo de Yucatán Diego de Landa, quien quemó los códices mayas; en 1582 fue nombrado secretario del padre Alonso Ponce, comisario general de los franciscanos, a quien acompañó en su vistia; fray Antonio escribió entonces una Relación de las cosas que sucedieron... que solo fue publicada en Madrid en 1872. Es autor también, entre otras obras, de un gran diccionario de la lengua maya, el Gran diccionario o Calepino de la lengua maya de Yucatán en seis volúmenes, que se conserva en parte el manuscrito en su convento de Yucatán, aunque el Duque del Infantado poseía una copia completa que se ha perdido. Es un diccionario maya / latín. Le costó a su autor cuarenta años de trabajo. Otras obras: Sermones santos en lengua maya y Tratado curioso de las grandezas de la Nueva España, ambos manuscritos. Murió en 1617.

José de Aguilar imprimió en 1858, en Ciudad Real, imprenta de Muñoz, un poema romántico muy curioso, el Sebastián, del que no queda sino un ejemplar, de posesión privada y de típicamente difícil consulta, y la fotocopia que le hice, que tengo delante. Creo que estaba emparentado con los Aguilar de Alcázar de San Juan, y por eso imprimió en Ciudad Real su poema, en alguno de los viajes de vuelta que hizo a la Península. Según mis investigaciones este hombre fue un reputado sinólogo, amigo del gran Sinibaldo de Mas, y embajador durante veinte años en Hong Kong, con residencia en Macao. Escribió un manual para aprender mandarín, El intérprete chino, este poema narrativo y alguna cosa más. El poema es bueno, sobre todo por una antológica descripción de un ciclón en alta mar que marea al más pintado. El estilo, algo deudor de Espronceda y con resabios clasicistas de Calderón y otros. Prometió una segunda parte que no llegó a la imprenta. Véase el Diccionario histórico, genealógico y heráldico de las familias ilustres de la monarquía española (1859) de Luis Vilar y Pascual, p. 63.

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