lunes, 7 de diciembre de 2020

Se debería preferir no hacerlo

En una coproducción Francisco Franco Fund / Ku Klux Klan (FFF / KKK) ciertos abuelos cebolleta sedicentes y soi-disants exmilitares han borrajeado un Manifiesto entre cuyos torcidos renglones se ha leído la intención de mandar a un paredón picturonegril a unos veinte millones de españoles o, cuando menos, acojonarlos (me refiero a los "cojones del alma" que decía Miguel Hernández; hoy se padece una general criptorquidia; y perdón por enviar a la gente al diccionario).

Y, sin embargo, pocas cosas hay tan deslucidas para un militar como tener poco aguante, que eso es cuanto cabe decir de los garabatos etílicos de tal execraciónque no se dirige por supuesto al Pueblo, ni a nuestra curiosa Constitución, sino a un militar llamado Rey de España, al parecer propietario de la granja de animales del país.

Cabe reconocer, sin embargo, a este ciudadano la virtud militar del silencio, que tanto adorna al aguerrido soldado desconocido que soporta sin queja la llama eterna; los que ahora lo deshonran, sin embargo, peroran en los chats como pollos sin cabeza; se nota que nunca se la han lavado por dentro y andan por ahí con unas mugrientas ideas sacadas de un botellón de cerveza El Alcázar.

El sentimiento (pasión o prejuicio) denominado Patria es algo tan personal como el culo: todo el mundo tiene una, y no reconocerá la vox que salga de él porque el egoísmo es lo que tiene. Cuando se proclama es solo por la mal digerida presión del espirituoso hábito miliciento de acumular masa monetaria en los intestinos del cerdito-hucha suizo. Siempre ha sido higiénico quitar el caqui a los niños, como hoy se quita, pero este vicio militar, que es solo el vicio de emplear armas y perder el tiempo, se les cae solo como los dientes de leche. Que vean Johnny cogió su fusil, si es que pueden soportarla.




El pensamiento vale más que una pasión exclusiva y excluyente porque es la única jerarquía que admite la libertad; los que nos quieren matar odian, simplemente. No les va el yin-yang de la vida o concordia de contrarios, sino la muerte y la degeneración de la guerra heraclitana occidental. Y como no hay pasión más antigua, simple ni con más derivaciones que el egoísmo, como ya afirmaban Maquiavelo y Hobbes, hay que decir que ser nacionalista apasionado en una época de medular narcisismo es, cuando menos, aburrido; tanto como la  música militar, que a mí me suena a cañonazos de reguetón, a caramelos Pez y a campos de cebollas. 

Precisiones lingüísticas. La "patria mía", en la lengua de Quevedo, la del Siglo de Oro, cuando había separatismos provocados por el unificador impuesto de Olivares (cuánto se repite esto), significaba "casa de mis padres". Y nada más, pero tampoco menos. Eso tan horaciano de dulce et decorum est pro patria mori, que inspiró el angustioso poema de trinchera de Wilfred Owen y el "morir por la patria" de los cuarteles, es menos abstracto de lo que han querido traducir (mal) en España: morir por la patria no es "morir por causa u orden de la patria" sino "morir en lugar de la patria", esto es, en la casa de los padres, rodeado de la familia, como don Rodrigo Manrique, el guerrero fundador de nuestro Villamanrique y padre del poeta Jorge; o, en todo caso, y eso es lo más hermoso, "morir en vez de que tu familia muera", como hizo Tom Hanks salvando a Matt Damon, justo lo contrario del terrible Munich de Spielberg. Pero, ya se sabe, los políticos no saben latín ya, e incluso los militares fusilan los idiomas vivos. El ambiciosillo, genocida y patriota Franco tenía un nivel de inglés inferior al de su compatricio Rajoy, el del cártel del PP, y doblaba al castellano todas las películas, incluso la suya, tan censurable y censurada. Que subtitulen ellos.

Los sentimientos de patria han sido siempre fértiles en muertos, heridos, desaparecidos y represaliados, especialmente cuando se pretenden conceptualizar  (que es imposible con un sentimiento, y mucho más al ser una mentira fecunda, de esas que crecen creando otras; la mentira es violencia intelectual, más peligrosa en suma que la física y la emocional, porque las genera como un Hermano Mayor de cofradilla y pesadilla). La verdad, sin embargo, es una largoplacista hija póstuma y poco agraciada, con cara de Cordelia, la del rey Lear. Un escaso retoño del bosque de los cerezos, en la película Sueños, de Akira Kurosawa. Y así resulta que cuando ya nos habíamos librado de las Gudrun y Ulrike de ETA, que reprodujo en sus años de plomo el otoño alemán, nos salen para matarnos los de otro  nacionalismo genocida. La verdadera patria, sin muros ni armas, es nuestra humanidad. 




El filósofo alemán-coreano de moda, que es de mi generación, Byung-Chul Han, ya nos habla de una Sociedad del cansancio, 2010. Y uno, que se ve cansado de lo que llaman en Amerispaña guerrilleros de cafetería coincide. Hay en todas partes una positividad general, una inundación tal de postureo y una alergia a la verdad tan grande que es imposible reconocerse como individuo y mucho menos anunciar un desastre (que es lo que hacen Trump, Putin, Bolsonaro y demás fascistas). Es imposible reconocer el mal como tal en uno mismo y dimitirse. Se ve en la especie del "Contreras", el que siempre lleva la contraria a los demás menos a sí mismo, especialmente en Catalagarra. España se está llenando de categóricos que no admiten ni siquiera una opusina corrección fraterna. Y, sin embargo, esta gente nos habla de "pensamiento único". ¡Qué desfachatez! El único pensamiento único es el de Arthur Schopenhauer quien, en las ochocientas páginas de alemán, griego y latín de su El mundo como voluntad y representación, se atrevió a decir que expresaba "un solo pensamiento". Por cierto que bien deprimente. El resto "es solo una figura", que dijo Quevedo, el mundo ultraaplastado y terraplanista de Marcuse, donde el individuo se halla aislado en una cámara anecoica de medios de comunicación de masas que le da su forma flatlandista de paperman

Merced a los medios de comunicación nuevos que paradójicamente nos aíslan en una burbuja de vulgaridad, se ha potenciado en la actualidad lo que los psicólogos llaman desrealización o despersonalización; el mundo aparece como brumoso, indefinido, alejado. Y eso nos provoca tres ansiedades recurrentes: el miedo a ser apagados o desactivados, el miedo a perder el manual de la cordura y el miedo a desnudarnos en Internet; esto es, los antiguos miedos a la muerte, a la locura y al descontrol. La gente pierde las ganas, la voluntad de Schopenhauer, y no sale de casa. Se pierde el tono de la musculatura emocional; como se dice en el Ready player one de Spielberg, "la gente deja de luchar en la vida y ya simplemente la sobrelleva".

Byung-Chul Han describe una sociedad dispersa de ausentes y apáticos, la nuestra, donde, inversamente al renacimiento, aumenta la repetición y el aburrimiento y el síndrome de trastorno por déficit de atención; y es que solo el cansancio puede cerrar la herida de Prometeo. Nuestra hiperactividad se ha vuelto "simple desasosiego". No existe ya la sociedad disciplinaria de Foucault, porque "de la sociedad disciplinaria se ha pasado a la sociedad del rendimiento... El imperativo social de pertenecerse solo a sí mismo causa depresiones... expresión patológica del fracaso del hombre tardomoderno de devenir él mismo" (p. 29). La presión del rendimiento nos aplasta, nos vuelve unidimensionales dentro de un pensamiento hiperpositivo; "en realidad, lo que enferma no es el exceso de responsabilidad e iniciativa, sino el imperativo del rendimiento, como nuevo mandato de la sociedad del trabajo tardomoderna.... Este cansancio fundamental suprime el aislamiento egológico y funda una comunidad que no necesita ningún parentesco. En ella despierta un compás especial, que conduce a una concordancia, una cercanía, una vecindad sin necesidad de vínculos familiares ni funcionales..." (p. 79) Esta es la hipotética sociedad futura para Peter Handke y Byung-Chul Han; la sociedad del nohacer frente a la del quehacer. El triunfo póstumo de Bartleby.

1 comentario:

  1. A propósito de los invocados «cojones del alma», tengan a bien escuchar este programa todos los poetas que hicieron de su académico escroto una mordaza cuando la pestilencia del miedo ocupó sus tribunas:

    https://www.rtve.es/play/audios/poesia-exterior/poesia-exterior-explicacion-del-poema-cobardes-miguel-hernandez-17-11-22/6736455/

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