miércoles, 28 de junio de 2023

La demostrada ilegitimidad de los reyes de España desde fines del siglo XVIII

I

De Quora:

El 2 de Enero de 1819 fallecía la que fue Reina de España hasta 1.808, María Luisa de Parma, exiliada en Roma. Momentos antes de su muerte llamó a su confesor, Fray Juan de Almaraz, para confesarse y recibir la extrema unción. En esta última confesión, María Luisa, le hacía partícipe de algo inaudito: "Ninguno de mis hijos es de legítimo matrimonio". También le instó a que redactara un documento con esa declaración para que se hiciera público una vez que el confesor hubiera muerto.

Días más tarde, el clérigo redactó un documento que dejó guardado:

"Como confesor que he sido de la reina madre de España (q.e.p.d.) Doña María Luisa de Borbón. Juro imberbum sacerdotis como en su última confesión que hizo el 2 de enero de 1819 dijo que ninguno, ninguno de sus hijos e hijas, ninguno era del legítimo matrimonio; y así que la dinastía Borbón de España era concluida, lo que declaraba por cierto para descanso de su alma, y que el Señor la perdonase.

Lo que manifiesto por tanto amor que tengo a mi rey el señor don Fernando VII. Por quién tanto he padecido con su difunta madre. Si muero sin confesión, se le entregará a mi confesor cerrado como está, para descanso de mi alma.

Por todo lo dicho pongo de testigo a mi Redentor Jesús para que me perdone mi omisión".

La reina había dispuesto en su testamento una asignación de cuatro mil duros a Almaraz en compensación por todos los sacrificios realizados a lo largo de tantos años de exilio. El rey Fernando se negó a dársela. El clérigo se encontraba en una situación de pobreza extrema. Durante siete años estuvo reclamando la asignación pero nunca obtuvo respuesta. En 1826, agotada su paciencia, escribió al monarca para que cumpliese con la promesa. Tampoco recibió respuesta y fue entonces cuando pasó de las súplicas a las amenazas. Volvió a escribir al rey para advertirle lo que su madre le había revelado bajo secreto de confesión, algo que Fernando sospechaba y que a partir de ese momento confirmó. Así que pensó que debía callar para siempre al confesor. Tampoco estaba dispuesto a que el secreto pudiera trascender a la opinión pública si el confesor era entregado a los tribunales ordinarios. Por todo ello escribió al papa sin lograr nada.

Retrato de Fernando VII

Alguien aconsejó al rey traer a Almaraz a España por la fuerza. Mandó una expedición a bordo de la fragata Manzanares, que permaneció anclada en el puerto de Civitavecchia. El clérigo fue secuestrado por miembros de esa expedición acompañados por otros miembros de la santa sede en su casa de vía Condotti. Le fueron requisados todos sus bienes y todos los documentos hallados fueron entregados al rey en persona. Lo recluyeron en la bodega del buque y zarparon hacia el puerto de Barcelona, por haber tenido noticias de que el rey se encontraba allí. Fernando VII, al conocer el éxito de la operación, ordenó que lo condujeran de inmediato al castillo de Peñíscola. El jefe de la expedición, José Pérez Navarro, portaba una Real Orden para incomunicar al reo de por vida, exigiendo además que no debía figurar en ningún registro de la fortaleza.

Allí, en Peñíscola, fue encerrado Almaraz en la más oscura de las mazmorras, sin juicio, ni condena en firme, simplemente por petición del Rey y sin motivo conocido por las tropas que lo custodiaban. El fraile pasó 15 largos años en una mazmorra sin apenas luz, pisando con los pies descalzos una sustancia líquida formada por la mezcla de agua de mar, filtraciones, orines, heces y todo tipo de suciedad acumulada. Esta estancia dejó mella en la salud del monje que contrajo infinidad de enfermedades.

A la muerte del rey Fernando VII, el gobierno de la reina regente María Cristina, concedió una amnistía para toda clase de delitos políticos. María Cristina, es informada de la situación del reo y le concede el indulto real. Almaraz, murió a los pocos meses de quedar liberado, probablemente de tuberculosis, en noviembre de 1837. Tenía setenta años.

Este es el hecho más oscuro que conozco: privar a una persona de su libertad y contacto con el exterior por decisión de un poder absoluto, sin juicio. En cuanto a la genialidad se refiere a que es la descendencia de Maria Luisa la que sume a España en una serie de guerras civiles, las Guerras Carlistas, que además de enfrentar a los españoles incrementó la ruina del país.

Fuentes:

Esta historia fue desvelada por el periodista José María Zavala en su libro El secreto del Rey. En el archivo del Ministerio de Justicia se encontró con una carta escrita del confesor de María Luisa de Parma, fray Juan de Almaraz.

II

Mari Pau Domínguez, "María Luisa de Parma: la reina que pudo acabar con los Borbones", en ABC, 01/09/2018

Nieta del libertino rey Luis XV, recibió una educación moral en exceso permisiva fruto del cruce explosivo de las cortes de Italia y Francia. Antes de morir afirmó a su confesor que ninguno de sus hijos era de Carlos IV

María Luisa de Parma parecía predestinada al escándalo por cuna. Nieta del libertino rey francés Luis XV , madre de Fernando VII y abuela de Isabel II , recibió una educación moral en exceso permisiva fruto del cruce explosivo de las cortes de Parma (Italia) y Versalles (Francia).

Bastó que pusiera un pie en Madrid para que su suegro, el rey gobernante, Carlos III , desconfiara de ella al comprobar que no se cortaba en sus coqueteos con jóvenes nobles como el conde de Lancaster o el de Teba , entre otros muchos. Las veladas literarias que los entonces príncipes de Asturias organizaban en sus aposentos, más que por amor al arte, parecían convocarse para deleite, sin recato, de pasiones inconfesables de María Luisa. Hay quien dice que su esposo no se enteraba; otros, en cambio, aseguran que se limitaba a consentir, dado su carácter indolente y su falta de impulso en todo…

Años más tarde, el poeta romántico José de Espronceda la tildaría de «impura prostituta», mientras que el canónigo de Zaragoza y tutor del heredero, el futuro rey Fernando VII , la definió así: «María Luisa reunía una constitución ardiente y voluptuosa. A sus brillantes calidades exteriores juntaba un corazón naturalmente vicioso, incapaz de un verdadero cariño, un egoísmo extremado, una astucia refinada, una hipocresía y un disimulo increíbles, dominado por sus pasiones».

Su desenfreno sexual tuvo consecuencias. Llegó a sufrir casi tantos abortos como hijos tuvo. El elevado número de embarazos le pasó factura y padeció terribles problemas bucales que le hicieron perder los dientes. En una ocasión, durante su exilio en Francia invitados por Napoleón , después de que Josefina halagara su dentadura se la quitó y la puso sobre la mesa, orgullosa de que fuera postiza, lo que escandalizó a la esposa del emperador francés.

El amante Godoy

Poco antes de acceder al trono, tras más de veinte años siendo princesa, María Luisa conoció a un apuesto joven guardia de Corps de su escolta, un rubio extremeño de 21 años que cambiaría su vida. A él se le atribuye la paternidad de los últimos cuatro hijos de los reyes, porque fue en la cama donde se fraguaron sus fulgurantes éxitos profesionales. De mero capricho de la reina pasó a ser su consejero privado, después Caballero de la Orden de Santiago , Gran Cruz de Carlos III, duque con Grandeza de España, primer ministro y hasta recibió nada menos que el Toisón de Oro. Para él se creó el título de príncipe de la Paz. Acabó haciéndose con el control de la corte.

Formaban un trío que parecía indivisible. María Luisa se convirtió en reina coincidiendo prácticamente con la Revolución Francesa (1789), por lo que sorprendía su poca cabeza y que no le importara el daño que su promiscuo comportamiento estaba causando a la monarquía en España.

El embajador francés no se quedaba corto en sus consideraciones sobre la reina, de quien hablaba del «desorden de su vida desde hace treinta años. A los cincuenta años tiene unas pretensiones de coquetería que apenas serían perdonables en una mujer joven y bonita». Trazaba un perfil de pérfida y dominadora. «Ella es quien reina. Sacrificando siempre los intereses de la Monarquía a sus gustos y antojos más escandalosos, envilece y hace odioso el reinado de Carlos IV ».

A ella le daba igual. Se encaprichó con otro guardia de Corps, el criollo Manuel Mallo , con el que afirmaba acostarse a diario. En la corte se extendió la idea de que ambos disfrutaban con ciertas prácticas sadomasoquistas al encerrarse durante horas en las que se escuchaban gritos de éxtasis mezclados con ruidos de golpes y bofetadas.

¿Todos bastardos?

A punto de terminar el año 1818, enferma de pulmonía, vio cercana su muerte, que aconteció el 2 de enero del nuevo año, en Roma. Su fiel Godoy permaneció a su lado hasta el momento final. Tenía 67 años y se sentía sola, «vieja y estropeada, mis nervios me atormentan».

Pero en su lecho de muerte había ocurrido algo trascendente. María Luisa le soltó a su confesor una bomba que, de ser verdad, podría haber arrasado la monarquía borbónica venidera: «Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV, por lo que la dinastía Borbón se ha extinguido en España». Al parecer necesitó desahogarse para alcanzar el perdón del Señor y, así, su alma descansara en paz. El documento escrito de la confesión existe. Que sea verdad o no…, eso nunca lo sabremos.

Datos de interés

María Luisa de Borbón-Parma y Borbón (Parma, Italia, 9-XII-1751 / Roma, 2-I-1819). Esposa de Carlos IV; Princesa de Asturias, 1765-1788; Reina consorte, 1788-1808.

No hay comentarios:

Publicar un comentario