martes, 8 de agosto de 2023

La muerte de Pizarro

"La muerte de Francisco Pizarro", de William Rivera-Martell en Quora

Un día como hoy, en el año 1541, dejó de existir el conquistador Francisco Pizarro, el cual fue asesinado por el hijo de su socio, el tuerto Diego de Almagro, conocido como Almagro el Mozo, dándole una estocada en el cuello.

El último día de Pizarro.

El 26 de junio de 1541 moría asesinado en Lima Francisco Pizarro, conquistador del Perú, de una estocada que le atraviesa la garganta, a manos de un grupo de conquistadores partidarios del ejecutado Diego de Almagro, hecho que provocaría una guerra civil entre los conquistadores del Perú.

Los almagristas iniciaron un complot con el que se abastecieron de armas. La mañana del domingo 26 de junio de 1541, enterado de que su vida corría peligro, Pizarro no salió a la misa dominical de la Catedral y la oyó en su casa. Luego de la misa, los almagristas lo buscaron en la catedral, y después cruzaron la plaza en dirección al palacio del Marqués Gobernador gritando: "Viva el Rey, muera el tirano". Pizarro, quien se encontraba almorzando con un grupo de amigos, logró ser advertido con poco tiempo de que el grupo estaba a las puertas de su residencia, por lo que dejó el comedor y pasó a armarse a su dormitorio. Cuando regresó al comedor, sus invitados ya habían huido y solo quedaban su medio hermano, Francisco Martín de Alcántara, Gómez de Luna y los pajes Tordoya y Vargas.

Tras una lucha desesperada, Pizarro estaba lleno de heridas, una de ellas en el cuello. Pizarro, caído sobre el brazo derecho, tenía el codo lastimado; sus ropas estaban manchadas de sangre, ésta le emanaba a borbotones, pero sin mostrar flaqueza ni falta de ánimo, trató de levantarse para seguir luchando. Sin embargo, las fuerzas no le ayudaron y, todavía consciente, se desplomó sobre el piso ensangrentado.

Sintiendo las ansias de la muerte, se llevó la mano diestra a la garganta y, mojando sus dedos en la sangre, hizo la cruz con ellos; luego balbuceó el nombre de Cristo e inclinó la cabeza para darle un beso a la cruz... Entonces uno de los asesinos le dio una estocada en el cuello, otro quiso ultimarlo y, tomando una alcarraza, se la quebró en el rostro. Pizarro se desplomó pesadamente y quedó quieto en el suelo. Así, mientras los asesinos salían gritando: ¡Viva el Rey, muerto el tirano!, y los rezagados bajaban fatigados la escalera comentando la valentía de Pizarro, que con el rostro hundido en su sangre guerrera— yacía muerto el Conquistador del Perú.

Murió pasados los sesenta años de edad, un sobreviviente para su época; de complexión robusta, sobrepasaba 1,74 m de estatura, sufría de artrosis y artritis, con problemas en sus articulaciones. Tenía hernias discales. Sufría dolor y caminaba con dificultad. Ya no podía cabalgar y no comía carne. Tenía crecimientos óseos por los talones, lo que indica que caminó mucho en su vida.

Sus huesos, que reposan en la catedral de Lima, y que han sido analizados en profundidad, indican que Pizarro murió con al menos veinte heridas de espada, según las huellas de las armas dejadas en los huesos. Por las evidencias halladas se puede afirmar que Pizarro se defendió bravamente, ya que recibió una estocada que indica el vaciado del ojo izquierdo y otro corte recto en el pómulo derecho. También le cercenaron de tajo parte del hueso de un codo. También existen cortes en la sexta vértebra torácica, en el pecho, en la primera lumbar y en el estómago. Entre las heridas más graves se encuentran dos que fueron mortales de necesidad: en la zona de la garganta, entre la cuarta y quinta vértebra cervical. Se ve la impronta de una espada, que entra, corta y fractura el hueso. Mientras que la otra lesión es post mortem, un intento de decapitamiento que se ubica en la primera vértebra cervical, el corte vino desde el lado derecho y se acercó a una arteria que lleva sangre al cerebro. Finalmente, las fracturas en el cráneo, que son del cántaro con el que le golpearon al final.

Fuentes:

-Pizarro, obra del historiador peruano José Antonio del Busto

- Analisis de los restos de Pizarro realizado por el antropólogo forense Edwin Greenwich Centeno en 2007

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