La Hermandad de Cabezones "llenos de paja", diría Eliot, que nos desgobierna, no es una Santa Hermandad que atrapa delincuentes, porque entonces tendría que encerrarse en el saco ella misma. Por no ser, ni siquiera es una Yunta de Calamidades. Padilla estaría muy avergonzado. Se entretienen reduciendo las cabezas de los demás a fuerza de decir tonterías, como los jíbaros. Los griegos tenían el Ostracismo para enviar a las tinieblas exteriores a quienes más daban la lata con su publicidad agresiva o estúpidamente optimista. ¿Qué tenemos nosotros? Esta gente es capaz de descarnar toda esperanza hasta convertirla en un esqueleto. La Mancha, y por extensión España, es La tierra baldía de Eliot.
Lo que este país necesita no es bienestar material, precisamente, sino una reforma moral que haga posible y consecuente el bienestar material. El mayor capital de un estado es su gente, sus niños, no sus empresas y sus ladrones. Gástese lo que haya que gastar en educación y promuévanse sólo un par de valores: la honradez y el trabajo. Con eso basta. La honradez genera justicia y equidad, el trabajo la solución de todos los problemas que se pueden solucionar. No hay otra manera. Lo demás es seguir la senda que conduce a la guerra civil que se está dibujando en el horizonte a vuelta de setenta u ochenta años.
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