La Teoría de la verdad como correspondencia establece que la verdad o falsedad de una proposición está determinada únicamente por la forma en que se relaciona con el mundo, y si describe con exactitud (i. e., si corresponde con) el mundo. La teoría se originó a principios del siglo XX como reacción a la Teoría de la verdad como coherencia, la cual sostiene que la verdad o falsedad de una proposición está determinada por su relación con otras proposiciones en lugar de su relación con el mundo.
La verdad como coherencia implica un metalenguaje; la correspondencia parece más honesta en toda su compleja simplicidad; de hecho nada podría aclararse si tuviéramos que acatar la segunda teoría y todo se iría al carajo en medio de la más rotunda confusión. No creo que para ello tengan que sufrir Gödel o Tarski. Sin embargo es interesantge lo que afirma Kripke, que existen los enunciados que no son ni verdaderos ni falsos en el lenguaje que es tomado sustantivamente, como un predicado interno del mismo. Eso podría tener amplias derivaciones poéticas que convendría explorar.
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