sábado, 5 de abril de 2008
Un obispillo al que le gusta mandar
El obispo de Ciudad Real, con este tipo de medidas, lo único que hace es provocar cismas y divisiones entre los creyentes en su Dios, que no en él. Desde luego, yo no creo ya en que este obispo sea mi obispo. No lo es. Y si sigue con esas estupideces, va a provocar cosas peores. Si casi nadie piensa ya en el matrimonio como algo sólido y para toda la vida, debería plantearse como algo bonito el hecho de que dos mujeres se planteen hacerlo. Los creyentes deberían excomulgar a este tipejo y hacer una grita cuando lo vean aparecer por la iglesia; a ver si así, por lo menos, hacen que recapacite. Porque, para tirar el primero la piedra, primero debe pensar en la cantidad de homosexuales masculinos y femeninos pasivos y activos que tiene su gremio, que no son pocos. En segundo lugar, en que Cristo dijo hermanos, pero no primos. Y, en tercer lugar, que una Cofradía es una institución cristiana, pero no obispal. En cuarto, que cuando dijo amaos los unos a los otros no especificó una manera concreta de hacerlo, aunque a los mercaderes del templo les suponga una merma de ingresos, y, por último, que una iglesia tan poco tolerante como está demostrando ser no puede pretender garantizar la paz tras una Guerra Civil y más bien lo contrario. Se ve que, aunque a Cristo le gustaba estar siempre entre prostitutas y ladrones, a su representante en Ciudad Real no le gusta estar entre maricones y mariconas. ¿Por qué será...?
POR CONDUCTA 'MANIFIESTAMENTE ESCANDALOSA'
El Obispado de Ciudad Real expulsa a una lesbiana de una hermandad religiosa
Esta decisión se produjo a raíz de su boda civil con su pareja
El Mundo. Actualizado sábado 05/04/2008 16:59
EFE
ABENÓJAR (CIUDAD REAL).- El Obispado de Ciudad Real ha obligado a la Hermandad de la Virgen de la Encarnación de Abenójar a expulsar a María Rey Santos, de 54 años, por ser lesbiana y por considerar que su conducta ha sido "manifiestamente escandalosa".
Así lo ha explicado María Rey Santos, un día antes de que se celebre la romería de la Virgen de la Encarnación en este municipio ciudadrealeño de algo más de 1.600 vecinos.
Según ha relatado María Rey, la expulsión se produjo en agosto de 2007, después de que en el mes de febrero contrajera matrimonio civil con la mujer con la que lleva conviviendo más de 15 años.
Este hecho desencadenó que el Obispado de Ciudad Real pidiera a través de carta a la cofradía que diera de baja a esta mujer, justo después de que fuera nombrada vicesecretaria de su junta directiva. Un cargo que "el Obispado considera que no puedo ejercer al estar en una situación irregular para la Iglesia y considerarme un escándalo público", ha explicado María Rey, que desde hace 35 años ejerce como peluquera en su pueblo.
María dice que se siente "defraudada" por la decisión adoptada por la Iglesia y que le entristece que hayan hecho eso con ella porque viene de una familia de tradición cristiana y siempre se ha sentido muy cristiana. Afirma que con esta situación lo está pasando mal, tanto por su familia como por sus amigos y el pueblo en general, que mayoritariamente la ha apoyado en este asunto.
Apoyo de los mayores
"Nadie me ha dicho a mí que no esté conmigo, al contrario, son muchos los que me han expresado su apoyo, incluso personas mayores, a las que siempre les cuesta más comprender que hayas decidido compartir la vida con una pareja de tu mismo sexo", ha indicado María.
María Rey dice que esta tarde, como en años anteriores, va a participar en los actos religiosos que se celebrarán en honor de la Virgen de la Encarnación.
También tiene previsto ir mañana a la romería que se celebrará en Abenójar y a la que muchos vecinos acudirán con una camiseta con un lema en el que expresan su rechazo a la discriminación que ha sufrido María.
María Rey ha explicado que esta iniciativa, que partió de ella misma, ha ido ganando adeptos y ya son cerca de 200 los vecinos que han pedido camisetas en las que se puede leer el lema "Encarnación sin discriminación".
Recurrió
La decisión que adoptó la asamblea general de la Hermandad de expulsar a María, a instancias del Obispado, se encuentra recurrida por la interesada, pues asegura que en ningún momento ha incumplido los estatutos, como arguye la diócesis ciudadrealeña. Por eso, María Rey ha pedido la convocatoria de otra asamblea y ha advertido de que, si no se celebra, no descarta acudir finalmente a la vía judicial.
María Rey dice que le gustaría que "la Iglesia reconsiderara esta decisión y que todo saliera bien y no hubiera conflicto".
Cree que la Iglesia debería mostrarse "más abierta", aunque se muestra escéptica, pues "a mí me ha pasado esto, pero otra mujer del pueblo, divorciada, tampoco podrá ejercer como Hermana Mayor, lo que da muestras de cuál es el talante del Obispado".
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