martes, 24 de junio de 2008

El encanto



Borges escribía que había descubierto, no sin sorpresa, que las pretenciosas mentiras que Óscar Wilde pretendía hacer pasar por filosofía eran ciertas. Pues claro que sí, hombre; en uno de sus deliciosos ensayos, por cierto, La decadencia de la mentira, dice algo sobre la educación que puede ser malinterpretado: "Temo que empezamos a refinarnos demasiado; incluso los que son incapaces de aprender se han dedicado a la enseñanza. Hasta eso ha llegado nuestro entusiasmo cultural". Tal vez haya que poner esto en contacto con aquello de que todas las virtudes son inútiles sin una esencial: el encanto. Sólo el encanto suscita curiosidad en el alumno, y sólo la curiosidad le hace aprender.

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