Otra fallecida manchega que goza de insuperable salud, y cuya autopsia ofrezco en este post, antes de darle su debida y decente sepultura en la Wikipedia, aunque el artículo que le dedico aquí es más amplio y retocado; pero si alguien quiere oír su propia y vitalista voz, puede leer la magnífica entrevista que le hizo Mercedes del Amo aquí:
Manuela Manzanares López, de casada Manuela Manzanares de Cirre López (Torre de Juan Abad, provincia de Ciudad Real, 1910 - Southfield, Michigan, 29 de abril de 2004), arabista española.
Biografía
Sus padres marcharon a vivir de Torre de Juan Abad a Valdepeñas, y de allí con sus otros catorce hermanos fueron a Granada; se educó con las monjas Recogidas; gracias a su madre, que rechazaba los prejuicios contra la inferioridad intelectual de las mujeres, Manuela pudo empezar a estudiar en 1928 hasta el tercer curso de su carrera universitaria en Granada, donde fue alumna del profesor Emilio García Gómez junto a Gloria de los Ríos y Julia Danielovski; de la valía didáctica de García Gómez hizo un gran encomio:
Era el mejor profesor. Las cosas que decía tenían enjundia, nunca se iba por las nubes, nunca dejaba cabos sueltos, era simpático
Y fue a Madrid a finales de los años veinte, lugar donde terminó su licenciatura en 1931; en 1932 le dieron, sin ella pedirla, una beca para la Escuela de Estudios Árabes y comenzó el doctorado, siendo allí discípula predilecta de Miguel Asín Palacios; en ambos lugares mantuvo contacto con los ambientes intelectuales republicanos y conoció a Federico García Lorca, a quien trató sobre todo en Madrid; participó en el famoso Crucero Universitario por el Mediterráneo, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid en 1933; en este crucero casi se ahoga accidentalmente ante el oráculo de Delfos. Lo contó así en una carta:
Nos estábamos acercando a Delfos - a ver si el Oráculo seguía allí - cuando el capitán decidió no atracar al puerto, porque había una fuerte “corriente interna”. Decidió parar el barco todavía lejos de la costa y desembarcar en barcas pequeñas a los que quisieran ir a tierra. Había salido ya una, y la otra estaba llenándose. En ella estábamos Ángela Barnés, Ángela Campos, yo (siempre íbamos las 3 juntas), María Paz Barbero y un joven que yo no recuerdo. Al parecer, el capitán no lo sabía y puso en marcha un motor que hizo salir un tubo de agua fortísima, del tamaño de una persona, sobre nuestra barca, que se volcó completamente. Las dos Ángelas sabían nadar y salieron a flote allí mismo, al muchacho parece que le dio un ligero ataque al corazón, y a María Paz se le cogió una pierna entre los dos barcos que le arrancó parte del frente de la pierna. No pudo andar en muchos días. Cuando íbamos a algún sitio en que hacía falta andar, alguno de los compañeros la llevaba en brazos. Como era muy bonita y muy simpática siempre había voluntarios.
La verdadera víctima fui yo. Por el sitio donde estaba sentada, o por lo que fuera, mehundí profundamente en el mar y la corriente me arrastró por debajo del “Ciudad de Cádiz” y salí al otro lado. No sabía nadar, apenas había aprendido a flotar (creo que se llama hacer la plancha) pero nadie me veía, porque todos miraban al lado por donde se estaba desembarcando. Si movía un brazo para llamar la atención me hundía. Pensé que iba a morir ahogada y me puse a rezar “Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero…”, y no pude seguir porque se me había olvidado el resto. Entonces me resigné a morir y cerré los ojos. Unos minutos después sentí que algo me tocaba en un hombro y al abrirlos vi que una barca venía a recogerme y me estaban tocando con un remo. Me subieron a la barca y me desmayé. Cuando recobré el conocimiento estaba en la mesa del consultorio del médico, que me dijo que no me había pasado nada, me dio un tranquilizante y me llevaron a mi camarote a dormir.
Por la noche hubo una cena con champán, como ves por la fotocopia que te mando, y me firmaron el menú los que estaban por allí. El comentario que más me gusta es el de J. Fernández que dice “A la insumergible Manolita”. Creo que, metafóricamente, he sido “insumergible” en otras ocasiones. El Capitán me dio una foto de él, con una hija poco más o menos de mi edad, con una dedicatoria que dice: "A la gentil Manuela Manzanares, una de las más inteligentes pasajeras que me cupo el honor de llevar en el Crucero Universitario, viaje cumbre de mis 21 años, del que guardo el más grato recuerdo, con sincero afecto". Barcelona. 21 Octubre 1933”. Como ves, fui heroína por algún pequeño espacio de tiempo, sin proponérmelo.
(La fotocopia del menú al que se refería Manuela lleva el membrete de la CompañíaTransmediterránea, bellamente impreso y al final del mismo pone a mano: "Champagne en honor de las náufragas”. “Ciudad de Cádiz”, 19 de Julio de 1933. Lleva las firmas detrás de varios compañeros, tal como decía nuestra heroína, con el buen humor que la caracterizaba; y reconocemos las firmas de Ángela Campos, José María Tejero, Martín Almagro Basch, Joaquín Fernández, R. Huidobro, Salvador Pascual, Antonio Rodríguez Huescar, Daniel Sánchez, M.ª Luisa (de Árabes) y otros, más abreviadas).
Su padre murió entonces completamente arruinado y tuvo que encargarse de sostener a toda su extensa familia; se casó al año sigiente con el gerente de la revista Cruz y Raya, José Francisco Cirre; obtuvo otra beca del Centro de Estudios Históricos y otra de la Biblioteca Nacional; en este último cometido tradujo del latín unas cartas inéditas de Américo Vespucio y estudió sánscrito con Pedro Urbano González de la Calle; no pudo terminar su doctorado a causa de la Guerra Civil; tuvo que exiliarse con su marido a Bruselas, donde proseguirá sus estudios con el profesor Armand Abel; allí dictó una conferencia sobre el sufismo de época tardía, y después (1942) se instalaron en Bogotá, donde fueron muy bien recibidos y Manuela trabajó en la Biblioteca Nacional editando la correspondencia de Rufino José Cuervo: Cartas de su archivo, recibidas por Rufino José Cuervo (5 tomos), aunque no se menciona en esta obra su trabajo; publicó algunos trabajos en Revista de Indias, en la Revista de la Universidad de Antioquía, etc., sobre temas tan diversos como Gertrudis Gómez de Avellaneda, Rufino J. Cuervo y sus amigos, Quevedo etcétera; dio también algunas conferencias, una de ellas sobre un arabista colombiano, Enrique Goicoechea, otra sobre la influencia de las Mil y una noches en el cuento español y sobre la mujer en la Edad Media; allí conoció a Pablo Neruda; les fue ofrecido un puesto al matrimonio Cirre en el Departamento de Lenguas Románicas y Germánicas del College of Liberal Arts de la Wayne State University de Detroit, y se establecieron allí en 1946. Manuela pudo terminar su doctorado en la Universidad Ann Arbor de Michigan (1958). De ese trabajo nació su libro Arabistas españoles del siglo XIX, publicado por El Instituto Hispano-Árabe de Cultura publicó en 1972, reimpreso en 1979 y traducido al árabe en 2003 por el profesor Gamal Abdel Rahman, de la Universidad de Al-Azhar (El Cairo).
Ha colaborado en revistas como Al-Andalus, Anuario de Estudios Medievales, Bulletin Hispanique, Hispanic Review, etc. donde ha publicado artículos sobre influencias árabes en la cultura española, literatura aljamiada y arabistas contemporáneos en especial. La Bibliografía de la literatura aljamiado-morisca, de Luis F. Bernabé Pons, publicada por la Universidad de Alicante, en 1992, recoge varios trabajos de Manuela Manzanares sobre esta especialidad.
Obras
Arabistas españoles del siglo XIX. Madrid, IHAC, 1979.
Con José Francisco Cirre, España y los españoles, Nueva York, Holt, Rinehart And Winston, 1970.
"Gloria y descrédito de D. José Antonio Conde", Anuario de estudios medievales, ISSN 0066-5061, Nº 6, 1969, pags. 553-562
"Nota sobre la aljamía", Anuario de estudios medievales, ISSN 0066-5061, Nº 5, 1968, pags. 479-482.
Fuentes
Mercedes del Amo, «Una mañana con la arabista Manuela Manzanares de Cirie». Aljamía, 15, (diciembre de 2003), pp. 11-16.
VV. AA., El sueño de una generación: El crucero universitario por el Mediterráneo de 1933, Barcelona: Publicacions i Edicions, Universitat de Barcelona, 2006.
Mª Eugenia Martínez Gorroño, Españolas en Colombia. La huella cultural de las mujeres exiliadas tras la guerra civil, Madrid, Cuadernos de la Fundación Españoles en el Mundo, 1999.
Colectivo Sinaia, Castellanos sin Mancha, Madrid: Celeste Ediciones, 1999.
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