sábado, 11 de octubre de 2008

Displicencia


Cuesta mucho pasar el puente entre niveles; uno se siente absolutamente desajustado, y corre el riesgo de sentir que mata una mosca con una bomba atómica. Estas desproporciones hacen que uno se sienta sumamente descolocado y desencajado, porque ve la enorme distancia entre lo que da y lo que podría ofrecer. Además hay que librarse de la sensación de eterno retorno y de déjà vu que acomete cuando se da lo que se ha dado y se dio hace años, y se dará todavía ad infinitum. Sísifo era profesor.

Investigo cosas por las que sólo pueden sentir curiosidad unas personas llamadas especialistas. Es cierto que algunas de las cosas que descubro son bellas y satisfacen de por sí: descubro poemas, por ejemplo, hermosos y algunos graciosos. También oigo voces amigables que vienen del pasado, diciendo cosas que sólo pueden interesar a historiadores y científicos, diciendo cosas que me interesan a mí. Pero ahí está el canon, fraguado por un pasado que quizá deberíamos mirar por otra parte. Y otras informaciones las podría dar a alguien más apropiado. ¿A quién puede interesar que un administrador catalán de rentas reales en Ciudad Real introdujera a fines del siglo XVIII el uso de dos plantas forrajeras en el Campo de Calatrava? ¿A los que investigan la genética cruzada del ajoporro? Esa es una de las cosas extrañas con las que me suelo topar. Por mis papeles andan descubrimientos inéditos que no publico y ni siquiera tengo ganas de desarrollar; ¿le importa a alguien que no salgan a la luz? Ya casi ni me importan a mí, ni me importaban cuando los acometí con displicencia. No hay revistas cienfíticas donde publicarlas, aquí, en La Mancha. Uno no puede ser menos que espejo del ambiente que le rodea, y reflejar indiferencia. Que sea una "escandalosa indiferencia" es sólo una contradictio in terminis; es indiferencia, simplemente. No tengo conexiones para desaguar lo que descubro, ni estímulos, ni ganas, ni gratificación de ningún tipo. ¿Me van a pagar algo por estos trabajos? No, como tampoco me han pagado los que he hecho. ¿Necesito dinero? Sí, como cualquiera que tiene que pagar hipotecas. ¿Tienen caradura los que me piden trabajos y sólo me pagan con libros impresos y demás? Que lo digan ellos, que ni siquiera se atreven a plantearlo. Un trabajo serio requiere de gastos que esa gente ni se imagina. Y a qué acumular méritos científicos si no cuentan en el escalafón de Profesores de Secundaria, o cuentan muy poco. Sobra, como en tantos otros sitios, lo que sobra. Y algunos dirán que sobro yo.

Me gratifica más la creación literaria pura que la investigación, pero, de alguna manera, un excesivo trabajo como investigador me ha reestructurado demasiado y la fuente literaria, aunque aún existe y tiene caudal, no discurre con la fuerza que solía y le hace falta lluvia y tiempo para recuperarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario