domingo, 29 de marzo de 2009
Enseñar en China, otro post de Rafael Robles
Estuve dando clases en China el pasado verano y, a parte de traerme una infección estomacal tremebunda, me traje una experiencia enriquecedora, de esas que cambian la percepción del mundo que nos rodea.Es el Tercer Mundo, de eso no hay duda, pero sus gentes sonríen constantemente. Me robaron la bicicleta y siete días de salud, me arrebataron horas de sueño durante mis vacaciones y me despojaron de mis vicios occidentales durante varias semanas. Sin embargo, me hicieron sentir como alguien muy importante por el mero hecho de ser distinto (al contrario de lo que sucede en Occidente con el extranjero).Son poco higiénicos (desde mi perspectiva europea, claro). De hecho ni un solo día, de los 40 que estuve dando clase, limpiaron los servicios del Instituto. Nunca limpian ningún lavabo público porque consideran que es el trabajo más humillante del mundo. Además, defecan sin cerrar las puertas (cuando las hay), no tiran de la cadena (si la hubiera) y escupen al suelo constantemente previo sonoro "jjjjuuuuuaaaaa" (incluso en los restaurantes). El hecho de que sean ateos hace que deifiquen al ser humano. Lo respetan enormemente (a pesar de la que van a montar en Taiwan) y sus mayores no son condenados a residencias ni nada parecido. Además no hay pobres porque casi todos lo son (eso es el comunismo).Noté el cariño de mis estudiantes (algunos de los cuales todavía me mandan correos electrónicos contándome sus logros académicos o profesionales) y, en cierta medida, su admiración (creo que por el mero hecho de hablar tan raro). Admiro su disciplina en el aula, su silencio, su capacidad de trabajo a pesar de la precariedad de medios, su respeto exacerbado por la figura del profesor... Por otro lado, admiran a España gracias a vulgaridades como el Real Madrid y al folclórico Julio Iglesias y no precisamente por nuestra Historia (Español en chino significa "señores de la dentadura fea").No se pierdan, si van, ver el sistema de regadío más antiguo del mundo en la región de Sichuan, y recuerden que por mucha tradición milenaria que posean, les será difícil encontrar un frigorífico, o una ducha en la que uno no se queme o se hiele, o un desodorante, o...
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