domingo, 18 de octubre de 2009

Cine. Infectados, de los hermanos Pastor

Tenía que escoger una película, y dudaba entre esta y un thriller con buen crédito como era Río helado (Frozen river) que ganó un gran premio en el festival de Sundance, pero mi mujer y mis hijas, que son fanáticas del género de terror, me llevaron a ver Infectados, la producción estadounidense de los españoles hermanos Pastor. La quería ver por la inhabitual recomendación de la misma que había hecho Stephen King; Me fío de él, ya que no suele recomendar a la ligera, como demostró su juicio sobre una preciosidad como El laberinto del fauno; una vez vista, entiendo que le haya gustado, ya que es una película muy literaria, donde el terror es sólo un pan cotidiano, un pretexto desganado. El guion está bien resuelto, rehúye las frases memorables y la verbosidad innecesaria y opera con la economía de los actos y el simbolismo de los personajes; es película de dilemas éticos y caracteres, de personajes más que de sustos, todos ellos desleídos conscientemente en un realismo abrumador y nada pintoresquista. No deja de ser una road movie con los detalles de la atmósfera muy cuidados, incluso ese paisaje de olas que recuerda a uno de los primeros grabados de Escher.

Destaca en la película y sobrenada, junto a los dilemas éticos que esboza, su realismo, que prefiere sugerir y atemorizar más que aterrorizar. El paseo por las calles del pueblo lo ejemplifica bien, así como el hecho de la lenta evolución de la enfermedad y los detalles técnicos sobre su transmisión e imposible cura; eso en gran medida contribuye a hacerla creíble. Lo segundo es el análisis de las relaciones humanas; en esta película aun las más sólidas se deterioran ante la presencia de la muerte,, salvo una: la protectora relación del padre con la hija, no al contrario, ya que, si contemplamos el caso de los hermanos protagonistas, uno de ellos mató a los padres, aun cuando fuera para ahorrarles sufrimientos; por eso, en su humildad, esta resulta ser una película interesante y digna de ver, que me hace esperar mucho de sus jóvenes directores españoles, instalados ahora en los Estados Unidos.

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