TITÁNIC
Qué lento cruza el filo tu costado
qué lenta corre el agua a la sentina
y, en su frío sopor, cómo declina
tu casco maestoso destrozado.
Los mil ojos de buey te han llorado
y el gentío cubierto de neblina
flotando ya en la muerte se imagina
que existe una ribera al otro lado.
Un ala azul de plumas se ha cerrado
como párpado tumba de tu brillo
no ya en mar, en el tiempo sepultado.
Así mi amor se hundió. Así el castillo
de nubes que en el aire levantaba
se deshizo, así, cuando te amaba.
Á. R.
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