Los cagatintas picapleitos y leguleyos ya han potado: la corruptelaraña en una exquesita porción al azar de la España entre las Españas les ha dado para 50.000 folios de sumario fregatriz, descontadas oídas telefónicas, lo que es mucho papel y pastel, y aunque es papel higiénico y pastel para cualquier Sonic o Mario fontanero devorador de monedas, la mierda debe ser, y fermentada, por lo que pede y orea, mucha masa más. La mierda de mi tesis, por ejemplo, cinco gruesos volúmenes más gordos que el autor, no pasaba ni pesaba más de 3.700 de papelaje. Enfrentarse a ese cordillerón de sumario requeriría ser luchador de sumo, por lo menos, y sumo de lemon amarillo, por lo que agría y entristece. El horror, el horror... El horror de los horrores y cuánto es horror, y repetiría horror tres veces, por usar otro superlativo hebraico. Los únicos que no se horrorizan son los cerdos implicados, es más, van por las teúves sonriendo muy animosos, los animales. ¿De qué se ríen el alemán Correa, el Suprabelfo piloso y todos los charcuteros demasiados en los extravíos de una tal matanza porcina? Ya lo dizía otrora Umbral en los antaños de entonces que remembro ahora en lo sucio y lodazal: "¿De qué se ríe Mariano Rubio?". Suma calamidad muestra la nuestra: se ríen de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario