domingo, 2 de mayo de 2010

Hijos atribulados por los exámenes

Somos padres preocupados por nuestros hijos; sus intereses están por encima de los nuestros, como suele ocurrir en la mayoría de las familias y al menos en aquellas que quieren a sus hijos. Mi mujer se encarga de ayudarlos con las ciencias (matemáticas, fundamentalmente); yo con las humanidades (filosofía, historia, lengua). Como soy curioso, esa labor me gusta, incluso me entusiasma, me brinda la posibilidad de actualizarme, de volver al instituto y de contrastar mis conocimientos y mis métodos de enseñar con los de otros. Me pasa como con algunos, libros, que, como conozco al autor, los leo "como si los leyera otro". A veces me supone un cierto esfuerzo; tuve que empaparme de Escuela de Frankfurt o Frankfurter Schule (Theodor Adorno, Max Horkeimer y Jurgen Habermas) para podérsela explicar a mi hija... A mí no me enseñaron esta tan interesante Escuela de Frankfurt en el bachillerato y sólo tenía algunas vagas ideas incompletas sobre la teoría del arte de Adorno y la hermenéutica de Habermas; pues ¡hala!, además de tener que darle un fuerte repaso a Kant, Hegel, Feuerbach (a quien conozco más bien como poeta), Marx y Nietzsche (no sé por qué coño se han cargado a Schopenhauer), me he tenido que hacer una idea de la Escuela de Frankfurt y de su dichosa razón instrumental; precisamente los salchicheros sobre los que sé algo son aquellos que no preguntan: Lukacs, Marcuse, Benjamin, Fromm, Reich... pero no tengo ni zorra idea sobre quiénes sean Leo Löwental, Franz Neumann, Otto Kirchheimer, Friedrich Pollock, Karl August Wittfogel y Oskar Negt. Y menos mal que no los preguntan. Curiosamente, la Bauhaus de Walter Gropius es una estética muy afín a este pensamiento que se anticipa a esta corriente propiamente dicha.

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