Me encanta Miguel Hernández; tiene la médula de lo clásico, de lo que no muere en el tiempo. Sus poemas tienen fuerza, o ese algo elemental, telúrico, que es trascendente y residente en toda verdadera poesía. Hidalguía, cojones y ningún respeto. De hecho, en todas las listas de poemas inolvidables de la lengua española siempre terminan la misma pieza la primera o entre las primeras, la Elegía a su conmigo Ramón Sijé (Villamediana llamaba conmigos a sus amigos amantes, y hay por ahí quien dice que Hernández fue conmigo de su jefe, el mariquita y taurófilo ilustrado Cossío) sus sílabas tienen la capacidad de embelesar a cualquiera, porque la boca las paladea como si no fueran lenguaje, sino una lengua que se ha quedado allí. A mí me impresionaron particularmente El niño yuntero, esa "grandiosa herida", algunos sonetos escritos con "los cojones del alma", como él dice, por su desamorada relación con la escultora comehombres Maruja Mallo, de las que ha quedado proverbial ese verso tan citado de "me voy, me voy, me voy, pero me quedo", su etapa surrealista, sus últimos poemas, los escritos cuando le habían robado todo menos el orgullo, los despojados, son también pequeños y gigantescos. Lo que mejor se le da es el octosílabo: nadie le ha dado el empaque que él, aunque me gusta todo. A veces siento yo también su carnívoro cuchillo, de ala dulce y homicida, sosteniendo su vuelo y su brillo alrededor de esto que llamo mi vida. Sus últimos poemas no los conoceríamos si no se hubiese salvado de la quema un ejemplar cuando el falangista Joaquín de Entrambasaguas, a quien alguno llamó Joaquín de Entrambasnalgas, que da nombre a la biblioteca de la Universidad de Castilla-La Mancha, mandó llevar a la hoguera en Valencia la edición de su libro cuando aún estaba en rama, sin encuadernar; menos mal que alguien sustrajo dos ejemplares. Tuvo entre sus amigos a los poetas más verdaderos de su generación, dos premios Nobel: Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, igualmente telúricos ellos.
¿Pablo Neruda "uno de los poetas más verdaderos de su generación"? ¿Y Aleixandre? ¿Hernández amante de Cossío? ¿Maruja Mallo una comehombres? ¿Hernández escribiendo con "los cojones del alma"? Todo eso queda desmontado en la biografía de Eutimio Martín (MH El Oficio de Poeta): Ramón Sijé fue un confuso protofascista(lo que hace de la Elegía y de su fama un malentendido mayúsculo; más porque cuando lo llora, MH hacía tiempo que había abandonado a Psijé) , Pablo Neruda un gran seductor, Maruja Mallo una artista de vanguardia y una mujer independiente (su vida sexual es cosa suya aunque corran los tiempos de Belén Esteban). "Hay quien dice" que fue el amante de Cossío. Es desconocer al Poeta, perder su herencia. Qué pena. (JLumb)
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