En el Correo de Murcia (núm. 167, 12 de noviembre de 1793, p. 166), en un obituario en verso con motivo del fallecimiento del obispo Manuel Rubín de Celis, se lee lo siguiente respecto al año 1781, cuando hubo un hambre general en Castilla y en el Reino de Murcia y el obispo mandó traer trigo desde Nápoles:
¡Ah, con cuánto pesar y sentimiento
las gentes infelices de La Mancha
que buscaron su asilo en aquel caso
en míseras colonias trasladadas
recibirán noticia tan adversa,
atendrán la relación ingrata
de suceso tan lúgubre y funesto,
de suerte tan sensible y desgraciada!
Es un testimonio histórico importante sobre la demografía en la región.
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