I
Pues sí; un dos de febrero eterno, que se repite cíclicamente con los mismos obsesionantes, hirientes, pequeños detalles. Porque lo que no cambia en el río heracliteo es el dolor de la conciencia: el mito infernal de Sísifo, pero en moderno. Un ciclo de eternas y pequeñas reencarnaciones purificadoras, que es lo que plasma filosóficamente la película de Harold Ramis, un director con muy mala leche, como puede comprobar cualquiera que haya visto además Cosecha de hielo, una joya del género negro, o El club de los chalados; hay que reconocer que se le da bien la comedia. Por cierto que el mismo director hace un papelito, el de psiquiatra que dice al atribulado personaje interpretado con toda su natural facha por Bill Murray que su problema es crónico y requiere "vernos otra vez". Otra frase antológica: "¿Y si no hubiera futuro...? Hoy no lo ha habido". Pero esto de las repeticiones de alumnos, de gobiernos, de tópicos gilipollas, de publicidad que más que propiciar el consumo nos consume y de seriales televisivos debía tenernos ya cansados. ¿Aprenderemos algo de esto, a ser mejor personas, como el protagonista de Harold Ramis, o seguiremos siempre en nuestro particular infierno subiendo hasta la cima un adoquín mayúsculo, como un peón de caminos cualquiera?
Para el profesor, un día de clase no debería ser como ese eterno día de la marmota; siempre tendría que haber algo nuevo, aunque al final siempre hay que enseñar lo mismo, varíes como varíes la forma. La materia no cambia, como el noumeno de Kant. Y el caso es que a los alumnos ese noumeno siempre les parece aburrido, sabiendo como debían saber que ellos no tienen que repetir lo mismo una y otra vez varias veces al día durante toda su vida. Menos mal que uno encuentra retribución y hasta algún placer en lo que hace; si no todo esto sería una tortura. Como la de Sísifo.
II
La película se funda en una canción clásica cuyo estribillo nadie que lo oiga por primera vez podrá olvidar jamás. Traigo aquí la traducción no literal de la letra
Dicen que somos jóvenes y no sabemos
y no lo sabremos hasta que crezcamos.
Bueno, no sé si eso es verdad
porque me atrapaste,
y, nena, te atrapé.
Dicen que nuestro amor no pagará la renta,
que deberemos nuestro dinero aun antes de ganarlo.
También yo lo creo, no tenemos ahorros,
pero al menos estoy seguro de todas las cosas que sí tenemos.
Te atrapé, nena, te atrapé.
Logré flores en primavera
y logré que lleves puesto mi anillo,
y cuando esté triste tú serás mi payaso
y si me asusto, siempre estarás por aquí.
Así que dejemos que digan que tu cabello es muy largo,
porque no me importa, contigo nada puede salir mal.
Así que pon tu pequeña mano en la mía,
no existe cima o mantaña a la que no podamos subir,
Nena, te atrapé.
Conseguí que tomaras mi mano,
conseguí que me entendieras,
conseguí que camines a mi lado,
conseguí que hables conmigo,
conseguí tu beso de buenas noches,
conseguí que me abraces fuerte,
te conseguí y no te dejaré ir
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