La cabina es prácticamente una película muda en la que las imágenes construyen un complejo alegorismo de rica imaginería metafórica y visual. Fuera de la obvia interpretación histórica de crítica social contra el franquismo y su estancamiento, recuerda, en muchos sentidos, la problemática y los temas del cine de Michelangelo Antonioni, al que se cita incluso alguna vez (los payasos tras el muro). El individuo se ve aislado, encapsulado y, en cierta manera, envasado por la sociedad de consumo y por cualquier tipo de sociedad en bruto y es privado de cualquier tipo de cordón umbilical de comunicación. De apariencia del todo vulgar, López Vázquez demuestra el gran talento que atesora, por si alguno tenía alguna duda por verlo pane lucrando en tantos filmes ínfimos de su época.
sábado, 19 de marzo de 2011
Una pintura negra. La cabina, de Antonio Mercero
La cabina es prácticamente una película muda en la que las imágenes construyen un complejo alegorismo de rica imaginería metafórica y visual. Fuera de la obvia interpretación histórica de crítica social contra el franquismo y su estancamiento, recuerda, en muchos sentidos, la problemática y los temas del cine de Michelangelo Antonioni, al que se cita incluso alguna vez (los payasos tras el muro). El individuo se ve aislado, encapsulado y, en cierta manera, envasado por la sociedad de consumo y por cualquier tipo de sociedad en bruto y es privado de cualquier tipo de cordón umbilical de comunicación. De apariencia del todo vulgar, López Vázquez demuestra el gran talento que atesora, por si alguno tenía alguna duda por verlo pane lucrando en tantos filmes ínfimos de su época.
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