Soy un aficionado al humor gráfico. Es casi lo único que me interesa de forma constante en los diarios. Creo en el humor, he reflexionado sobre el mismo más de una vez. A veces un chiste define más un tema que un largo ensayo sobre el mismo.
Forges es sólo un costumbrista; lo demuestra incluso en su sensibilidad ante el lenguaje, algo poco habitual entre los humoristas gráficos. Es ingenioso y muy creativo, y también un artista comprometido. Lo único que me molesta de él es lo impostado de su ingenuismo, aunque lo entiendo y aun lo defiendo. Se puede decir que es la antítesis de Máximo, su antes colega en El País. Máximo es un intelectual un poco gilipollas y pedante y no sabe dibujar, aunque con todas esas manías y en su estilo es de lo mejor que hay. Peridis es sólo un copión de los humoristas gráficos franceses. Gallego y Rey tienen muy mala leche, hay que reconocerlo, a veces ponen el dedo en el ojo de forma incomparable; cuando están poco inspirados, sin embargo, suelen caer en cierto automatismo de fórmulas, y se les nota. Son los únicos humoristas gráficos a los que han echado de un periódico (El País) por su ácido inconformismo e independencia. Y, último, más no menos importante, el mala leche superior, un filósofo del humor que domina forma y fondo, discípulo digno de Goya y Solana, El Roto, el mejor de todos, un genio. Se podría hacer una tesis sobre él. No le han echado de ningún periódico porque, de hecho, juega en otra galaxia donde no pueden identificarse nombres propios, sino la lucha a bayoneta y sangrienta de las ideas abstractas.
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