jueves, 7 de abril de 2011
David Foster Wallace, que en paz descanse
Siempre que leo alguna crítica de la obra de David Foster Wallace me quedo con una insufrible gana de leerlo. Es uno de los pecados que más lamento, no haberlo hecho. Lo hice cuando leí una crítica de su Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, y ahora que ha salido ´póstuma su última novela, El rey pálido. El pitorreo como supremo valor literario. Y un autor que habla con la sensibilidad, instrucción y sufrimiento de nuestro tiempo. Y, por si fuera poco, es de mi generación, nació el mismo año que yo.
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