domingo, 1 de mayo de 2011

El pobre y grande Ernesto Sábato

Era un hombre honesto hasta cuando se equivocaba y veía lo que quería ver, que era pocas veces. Siempre preferí al fenecido Ernesto Sábato más como ensayista que como narrador. Quizá porque su narrativa es demasiado abstracta, o expresionista, para lo muy concreto y vulgar que es ese género. Por eso se le da mucho mejor el ensayo, sobre todo el corto, en el que puede estrellar su desesperanza contra las ideas más puramente. Quien quiera disfrutar de esa faceta, que lea su Uno y el universo, Hombres y engranajes, Heterodoxia (en la barata edición de Alianza) y, sobre todo, su muy deprimente Antes del fin, que so capa autobiográfica ofrece en realidad una meditación sobre el sentido de la vida. He aquí unas frases suyas que saco del Abc, con alguna que otra que añado yo:


- «La literatura brota de la infelicidad. Los dioses no escriben»


- «La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse»


- «La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la adversidad. Estos grandes valores espirituales, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas».
- «Cuando ya no hay un Padre a través del cual sentirnos hermanos, el sacrificio pierde el fuego del que se nutre. Si todo es relativo, ¿encuentra el hombre valor para el sacrificio? ¿Y sin sacrificio se puede acaso vivir?».


- «Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables».
- «El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse».
- «A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza. La masificación ha hecho estragos, ya es difícil encontrar originalidad en las personas y un idéntico proceso se cumple en los pueblos, es la llamada globalización».
- «¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena». 
- «Habrá siempre un hombre tal que, aunque su casa se derrumbe, estará preocupado por el Universo. Habrá siempre una mujer tal que, aunque el Universo se derrumbe, estará preocupada por su hogar». 
- «Se discute si Dalí es auténtico o farsante. Pero ¿tiene algún sentido decir que alguien se ha pasado la vida haciendo una farsa?».
- «¿Por qué no suponer, al revés, que esa continua farsa es autenticidad? Cualquier expresión es, en definitiva, un género de sinceridad». 
- «El presente engendra el pasado». 
- «El oficio -en el arte-, consiste en que no se lo advierta». 
- «¿O será uno de esos seres solitarios y a la vez temerosos que sólo resisten la soledad con la ayuda de ese gran enemigo de los fantasmas, reales o imaginarios, que es la luz?».
- «Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano». 
«Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado... Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos». 
«Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa». 

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