El origen de la frase «como el Gallo de Morón», «sin pluma y cacareando» se debe al siguiente hecho histórico. Durante el siglo XVI existían serios problemas de orden público en Morón de la Frontera. Las rivalidades políticas y el nombramiento de autoridades provocaban disturbios; se cometían innumerables abusos contra los moroneros por parte de jueces y funcionarios que despojaban a muchos de sus haciendas, llevándolos presos y cobrándoles altas contribuciones.
Uno de estos funcionarios, que llegó a Morón cuando las pasiones estaban más caldeadas, empezó a tratar a muchos con grosería y a decir que por allí no había más «gallo que él». El pueblo puso por nombre a este funcionario «el Gallo de Morón».
Pero un día los hartos vecinos sacaron al individuo a las afueras de la población, lo pusieron en cueros y le sacudieron una tremenda paliza (paliza viene de palo), lo que dio motivo a que los cantaores andaluces perpetuaran el hecho en una simpática coplilla que decía:
- Anda que te vas quedando
- como el gallo de Morón,
- sin plumas y cacareando,
- a la menor ocasión.
Con tal motivo existe en este pueblo, en el Paseo de la Peña, un curioso monumento erigido a un gallo desplumado, orgullo de la ciudad.
El Gallo de Morón de la Frontera, tan popular como el Lagarto de Jaén, constituye el símbolo de la rebeldía de un pueblo que no se dejó vejar y advierte a quien se ensaña con los desposeídos de que todo pueblo posee dignidad y no puede ser pisoteado impunemente.
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