miércoles, 5 de octubre de 2011

Un sueño



Descubrí  al despertar una enorme escolopendra adherida a mi pierna derecha, que se quedaba allí enroscada bajo el pantalón de mi pijama. Llamaba a mi hija a gritos para que trajera una tijera; en vez de eso traía una cinta métrica de metal; con ella la partí en tres trozos. El bicho era negro y grande, con unas tenazas para cortar enormes y medía un palmo o casi dos decímetros. Algo me decía que aunque la había matado, sus pedazos se reproducirían, incluso creo que uno se refugió bajo mi axila. La próxima vez habría que cortarla dentro del cuerpo, donde mis tijeras no alcancen.

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