Mucha gente batalla por ser quien es, quien sea, quien quiera que sea o suponga ser. Ser más lo menos, si bien ser es un verbo huero, una cópula/cúpula sobre un vacío. ¿Qué es lo que menos puede decirse de una cosa? Que es, que es una cosa. Pues eso es lo que quiere la gente (ser): nada, o sea, o séase, ser. Ser algo no añade nada al algo que uno es. Un énfasis, puede ser, si es que se pudiera ser, ya que ser no es nada menos que lo que es nada, nada, o sea. Y ¿qué es, qué significa, qué representa ser?
Si ser pudiera significar algo, sería un límite, un atributo, una mancha, algo tan pegadizo como la mierda. Yo creo que todos deberíamos deponernos, ser menos que nada, para quizá atraer lo que le falta al ser. Esa hondura, esa humildad es muy valiosa; tiene la fuerza de una petición y la forma de una pregunta. No exige el mundo, sino del mundo después de haber exigido a uno mismo. Incluso podríamos llenarnos, henchirnos, de otros mismos, sacándolos-nos del rincón de fuera donde los-nos pusieron los prejuicios, o más bien donde nos-los llevaron los itinerarios que nos dieron o nuestros deseos de ser lo que no somos ni podemos ser, o sea, nada. Es bueno sacar del desván el antiguo uno mismo y sacarlo por ahí para que tome el aire. Como dijo Cristo, niégate a ti mismo, cógete y síguete. O desnúdate de hombre viejo y vístete de hombre nuevo, que San Pablo. Deponerse, o sea.
Detenerse o depoderse
ResponderEliminarHay más batalla entre la gente por tener que por ser; tener lo que sea, para ser tenido por algo, lo que sea. Tener más, a lo menos, si bien tener es una acción que se pasa y se transfiere de uno a otro, llevándola a la confusión con poseer, incluso con poder. Pues eso quiere la gente: tener poder para poseer. Pero poseer, como ser, no añade nada a lo que uno es. Un énfasis, puede ser, si es que se pudiera tener lo que nadie tiene y ser universalmente envidiado.
Si tener significara algo, sería una meta; como una cinta que romper en la línea de llegada, un peldaño del podio a escalar, una medalla de oro o una corona de laurel que ceñirse. Yo creo que todos deberíamos detenernos o deponernos, tener menos que nadie, para quizá atraer a quien nos ama por estar vivos. Ese amor es lo más valioso y perdura mientras respiramos, dejando un vacío en el deceso que, tarde o temprano, es cubierto por un túmulo de hermosos recuerdos.
El sin hogar tiene su cartón, su vino joven y el banco si llega a tiempo. El asesino posee una sangre fría que le desalma. El usurero tiene poder para hacer irreversible el robo perpretrado. Pero ese grupo caracterizado por tener y poder tiene serios problemas en sus citas con Afrodita. Los hay que abandonan el contacto físico, por imposibilidad o inducida inapetencia, quienes lo compran en palacios del lujo o en antros de barrio viejo,quienes buscan jóvenes trofeos pagados a golpe de caprichos caros y quienes funden patrimonios en celebrados matrimomios hueros. Algo se le atribuye al nazareno respecto a esto del tener, pero la cúpula de San Pedro no me deja recordarlo. ¿Una aguja? ¿un dromedario a las puertas del cielo? Y, por Cristo, no olviden las excepciones que nos recuerda un juglar cubano.
Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud;
pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.
Un abrazo
Resulta muy estimulante saborear racimos de pensamientos tan bien cosechados, habilidad que se ve justamente prolongada por la elocuente argumentación del comentarista que me ha precedido. Tampoco creáis que os doro el ánimo al referirlo —soy cánido, aunque mal lamedor— porque en honor a mis certezas este sitio favorece el noble y raro alivio donde uno se depone y se depuede con la agradable sensación de enriquecerse.
ResponderEliminarBuenos días, hace rato que el sol se filtra por las persianas de mi insomnio.