sábado, 16 de marzo de 2013

Tácticas de manipulación de la opinión por parte de los partidos políticos


Marcos Torío, "Las artimañas de un gabinete de prensa. ‘Lapsus mail’: opinadores. El PP envía por error a los medios un mail que iba dirigido a sus 'opinadores'. En el correo da las directrices de las noticias para comentar", El Mundo, 15/03/2013.

El Lapsus Mail es un desliz no catalogado por el que envías un correo electrónico justo a quien no debes, a la última persona que debería leerlo, ya sea porque va contra tus intereses, la pones a parir o te debilitará frente al enemigo. Destinatario erróneo. Existe también la modalidad Lapsus SMS y supongo que la habrá también modelo Facebook y WhatsApp. Luego está la categoría Torres-Urdangarin, género en sí mismo, con algunas variaciones.

El gabinete de comunicación del PP en Baleares envió ayer por error un correo electrónico a los medios de comunicación que iba dirigido a un grupo de comentaristas profesionales adscritos, no se sabe de qué forma, al partido. "Buenos días opinadores, éstas son las noticias para comentar", rezaba el encabezamiento. A continuación, recogía varias noticias del día que debían amplificarse en caso de beneficiar al partido o neutralizarse si perjudicaban su imagen.

El correo electrónico revela lo sistematizada que está la estrategia –"aquí tenéis todos los argumentos para su defensa"– e incluye los enlaces digitales de las noticias que deben trollearse. Sobre la incidencia en la huelga de profesores públicos, el gabinete advierte de que debe guardarse "máximo respeto hacia aquellos que quieran secundarla", extremo que demuestra la virulencia con la que los opinadores leones se lanzan a por la presa. A reglón seguido recuerda la directriz por si alguien no lo tuviera claro. "Desde el PP creemos que ante la situación en la que nos encontramos las cosas no se solucionan haciendo una huelga".

La política ha llegado al punto de conseguir incluso pervertir e intoxicar hasta la supuesta libertad de expresión que proporcionan los avances en comunicación digital. Ha creado un ente abstracto de trabajadores borregos del que desconocemos su perfil. No se sabe si percibe remuneración, si se le coloca en la cola de favores o si es desempleado con ganas de perpetuar los resultados electorales. En cualquier caso, la fórmula confirma que más no significa mejor y que nunca fue una buena idea que cualquiera pueda escribir lo que le dé la gana –o lo que le dicten– en ese agujero negro que es Internet y las redes sociales.

La democratización de la opinión no hace sino relegar a anécdota aquella que pueda tener validez por expresarse de forma libre y cualificada. Lo que se diga acodado en la barra del bar o rascándose el culo es otra cosa. En definitiva, no es que no se pueda distinguir el grano de la paja, sino que todo acaba por volverse paja.

Los políticos compiten cual egotuitero por ganar seguidores, que se entregan sin saber que, por ejemplo, en el caso del presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá, hasta un becario del gabinete ha sido responsable de lanzar sus tuits al ciberespacio.

El Lapsus Mail del PP confirma a los opinadores como plaga, marionetas al servicio de la doctrina y perpetuadores de la vacuidad. Es un grupo tan fervoroso que necesita instrucciones de aliento y de contención. Precisa que se le suelte la correa o se le coloque el bozal. Mientras, los políticos responsables de esos comentarios los utilizan para reforzar su discurso o desmontar el del contrario. Falta poco para que en el Parlament, micro en mano, escuchemos una discusión tal que así:

–Señor fulanito, usted tuiteó ayer contra la medida que defiende.

–Al terminar, recuérdeme que despida al nuevo becario del gabinete.

Los opinadores harán el resto.

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