De pocos escritores se puede decir que es un gamberro ilustrado. Ramón Ayerra es uno. Cuando Madrid fue nombrada capital europea de la cultura, escribió esto:
Madrid, ciudad mesetaria y puerca, toda ella barrios con resonancias palurdas, donde se cobija la chusma urbana de la nación y la otra, la inmensa mayoría de los que vinieron a medrar al olor del asfalto y la luz neón. No son de Madrid, porque Tetuán conserva todavía los piojos de la tropa que vino a pelear con la morería. Fuencarral y Hortaleza huelen aún a cuadra, a gallina y a conejo cuchifrito. Moncloa apesta a polvo tomillero con chica de servicio. Chamberí jode con su obsesión al clavel en la solapa, y vermut, y señorita aquí estoy para lo que guste mandar. Centro pringa a sudor de clérigo manchego emboscado que viene a la corte a echar un palo. Carabanchel y La Latina anda imposible de soldados, ebanistas, taberneros, incluseros. La Arganzuela suelta tufo a quinqui, a ladilla y gaseosa, a pescadero y frutero. En Moratalaz y en San Blas abunda el cateto y el mastuerzo, el que fue una vez a Roma y el que se queja de lo poco que usa la pieza. Mediodía es la hostia con las vías. Villaverde es una chatarrería. En Vallecas vivaquean pandas canallas que se masturban haciendo corro en el corazón de las calzadas. En Retiro mete mano el que no alcanza para una alcoba y en Salamanca no es oro todo lo que reluce'.
¿Qué podemos hacer los que leímos y releemos con veneración a Ramón Ayerra para que los nuevos lectores le conozcan? Al menos podríamos buscar maneras útiles de relacionarnos para ese cometido ¿Hay algo por ahí que desconozco?
ResponderEliminarAl pensar en Ramón y en su obra, desde esta periferia y marginalidad suya y nuestra, "llora mi corazón lágrimas de regaliz".