Muy triste el caso de Enrique Laso, un escritor extremeño de terror y de thrillers de primera clase, pero demasiado sensible y depresivo. Algo más podéis saber de él aquí.
Extraído de su poemario Lo que los árboles me contaron:
No he nacido para ser pierna, ni manos, ni labio
Ni siquiera he nacido para ser corazón
o cerebro
No nací para restar media vida trabajando
He nacido para ser lágrima / y beso / y sabor / y aliento
He nacido para ser pensamiento
Y de pensamiento en pensamiento
con los años convertirme en sueño.
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