jueves, 7 de diciembre de 2023

Profecías de Antonio Gala en 1991

En 1991, Antonio Gala declaró lo siguiente:

A mí me parece que la palabra paraíso y la palabra tecnología quizá sean palabras opuestas Me parece que el paraíso no puede ser mecánico, no puede ser robótico; yo creo que, en el fondo, el paraíso de un alma tiene que asemejarse al alma misma, y el alma del hombre no es una tecnocracia; me parece a mí que ese futuro tecnológico nos va a caer muy grande. A nosotros, por lo menos, ¿qué va a hacer, en qué va a consistir? En unas personas que probablemente vivirán más de lo que vivimos ahora, como en una Edad Media. En unas personas en plenitud, si es que se puede llamar en plenitud a personas un poco prefabricadas, que tendrán que trabajar más que nosotros porque tendrán que alimentar a más viejos, a menos niños y a los que no trabajen, que serán muchos; en una especie de conductas manejadas o por órdenes o por folletos, porque no tendrán mucho tiempo para leer folletos para ver Cómo se tiene éxito: Cómo se hacen amigos, Cómo se pone una casa, Cómo se conquista una mujer, Cómo se divierte uno. Mas, como todos leerán los mismos folletos, las relaciones serán muy fáciles, pero muy aburridas y, por otra parte, la inteligencia natural será sustituida por artificiales que ayudarán a la gente no a conseguir la felicidad, probablemente, sino a pasar el tiempo; la intimidad casi no existirá; la privacidad será lo que exista. Y estarán, por otra parte, deseando romperla. No es algo que a mí personalmente me atraiga; creo que el hombre, por aspirar a la superhumanidad, está dejándose ir de las manos la humanidad. A mí me parece extraordinariamente grave que el hombre vuele y que quiera visitar otros astros, que se sepa el sexo de los hijos y se curen las enfermedades prenatales, que no haya ni inviernos ni veranos y queramos tomar las frutas y las verduras de todo el año durante todo el año, que alcancemos la velocidad casi de la luz y las armas absolutamente mortales; todo eso me parece tremendo porque, si no es contenido eso, verdaderamente puede acabar muy mal: extraordinariamente mal.


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