Se están viendo demasiadas banderas; incluso una americana con barras rojas y gualdas en vez de azules y bancas con el cuadro tachochado de estrellas para atraer el voto latino hacia los candidatos anglosajones. Para mí no hay bandera más hermosa que la blanca, pues es la que indica que no existen banderas, sino paz. Es español el que no puede ser otra cosa, dijo Antonio Cánovas del Castillo, retocando una frase de Quevedo (esto no lo sabe nadie, pero yo sí). Es la definición, no superada, de lo que es un español: en última instancia un quejica alco cainita, como bien sabía Unamuno, un descontento patológico, por un lado, y un quijote, por otro; es curioso que una definición tan anarquista haya sido hecha por un conservador como Cánovas, quien, por demás, no era nada tonto, guardaba las tertulias de mandar y tenía condiciones de historiador. No me gusta el himno elegido, pero sus hexasílabos han acertado con el ritmo. Es demasiado corto y escaso de vuelos líricos, y prefiero el finalista, que, sin embargo, es demasiado largo y ambicioso. Pero el autor del himno elegido es una gran y admirable persona; debería ser menos modesto. Lo he podido ver por todo lo que ha dicho en la prensa y he leído de él. Copio un artículo de El País de hoy:
La desgracia de inventar el himno
Le han llamado paleto, plagiario y facha. Lo único que hizo fue ganar un concurso, el convocado por el COE para poner letra al himno español. «Si hubiera sabido la que se me venía encima, no me habría presentado, chaval», dice. Este parado de 53 años quiere olvidarse de que un día fue famoso...
ANÍBAL MALVAR
Foto: Carlos Alba
Al parecer, a Paulino Cubero, autor de la galardonada y vilipendiada letra del Himno español, eso de estar muy cabreado le inclina a cantar tanguillos. En el salón de su casa de Alcobendas, sentado en el sofá, taconea y palmea ritmos cabrioleros, nada elegiacos, nada melancólicos, nada furibundos. A Paulino Cubero, al parecer, el cabreo le sale por alegrías:
Hoy cumplo años
qué mogollón
cuánto alboroto
por unos versos
sin ton ni son
sin son ni ton.
Paulino se ríe de su tanguillo, se bebe la cerveza de su invitado, pide perdón y se vuelve a reír. Los gemidos del loro Curro llegan desde otra habitación, como silbidos de un tren alado y estruendoso. Junto a Paulino, Isabel, su mujer, se contagia de la algarabía y enciende las bombillas de bajo consumo de sus ojos tristes. Paulino e Isabel están en el paro. Ella es actriz y pasa una mala racha. El es electricista y, desde que hace dos años dejó el trabajo para atender a su madre Dorotea del alzheimer que la mató, nadie quiere contratarlo. «A los 53 años eres un desecho humano. ¿Te parece que yo soy un desecho, chaval? ¿Quieres otra cerveza?».
Paulino Cubero ganó el concurso de letras para el Himno de España convocado por el Comité Olímpico Español. Se presentaron más de 7.000 poemas. Y ganó el suyo. El himno lo iba a estrenar Plácido Domingo el 21 de este mes. «Yo he sido tremendamente feliz hasta el día en que empezó esto. Han emprendido una destrucción masiva de mi imagen. Me han llamado facha, me han llamado vago que vive de la caridad pública, me han dicho que plagié a José María Pemán, me han llamado paleto, agricultor. No es que me haya sentido políticamente manipulado, me he sentido ignorado».
-¿Te hubieras presentado de saber lo que se te venía encima?
-Ni de coña, chaval.
-Pero a lo mejor te beneficia económicamente.
-Mira, yo sólo he ganado dos premios en mi vida. El primero fue en el colegio y gané más que con éste. Por lo menos me dieron un plummier. Yo soy de ésos que hacen de todo, menos dinero.
Lo dice sin acritud. Con una sonrisa gamberra a lo petit Gavroche que conserva desde la niñez, desde la adolescencia, cuando la Guardia Civil de Granátula de Calatrava (Ciudad Real) lo detenía por escándalo público.
-Pero serás cabrón... ¿Quién te ha contado eso?
-En tu pueblo. Fue Pepe el de Isidro.
-Pues cómo se pasó Pepe, Gutiérrez (llama Gutiérrez a su mujer). No fue por escándalo. Fue por cantar. En aquellos tiempos estaba prohibido hasta cantar.
-Algo harías.
-De verdad, Isabelita, que fue sólo por cantar.
Y Gutiérrez sonríe con una de esas sonrisas por las que vale la pena perder un amigo. Y trae patatas y aceitunas -recogidas y preparadas por él mismo en el pueblo- al hombre que sabe hacer de todo. Menos dinero. Paulino Cubero está sentado bajo un retrato a la cera que ha pintado él mismo. Varias de las tallas que adornan el salón también son obra suya. Tallas de inspiración africana al lado de la biblioteca. En otra habitación hay un teclado, y una guitarra se aburre en cualquier esquina. El jarrón de las flores secas es un bote de nescafé que no lo parece: un paisaje a la acuarela pintado desde dentro del bote con un palo por Paulino lo convierte en una obra de arte. O de artesanía. Eso que lo decidan los sabios.
Ha diseñado los logos de las empresas de sus amigos. En casa todo está limpio y ordenado. No es un hogar típicamente bohemio, aunque todo está fabricado por ellos salvo los muebles. Es un hogar libertario con aspiradora. El único toque de entropía lo pone Paulino con sus manos incansables cuando habla, con los cuadernos y los lápices con los que escribe tanguillos en la mesita baja del salón, con los cigarros innumerables que son niebla de entrevista.
-¿Por qué crees que retiraron el himno?
-Yo qué sé. Dicen que Plácido Domingo se negó a cantarlo. Que suena a facha porque se dice patria. Que no soy un profesional. ¡Pues cómo habrán quedado de contentos todos los genios de la literatura española que se presentaron y quedaron detrás de mí!
-Conociéndote, no me cuadra demasiado que un tío como tú se ponga a escribir el himno español.
-Lo escribimos en una hora, o en hora y media. ¿Verdad, Isabel?
-Parece que es poco tiempo para dedicarle a la Patria. Sea lo que sea eso. ¿Qué es para ti la Patria?
-Un sentimiento de pertenencia. Algo diverso con muchos elementos comunes. Mi himno, a lo mejor, es la letra de un agricultor, como dicen los listos, pero siempre me han gustado las ideas que potencian lo que une y respetan lo que es diferencia.
-Te han llamado facha, y yo sé que en el tardofranquismo militaste en el PCE.
-Eso no lo pongas.
-Lo voy a poner.
Trago de cerveza. Sonrisa cómplice de Gutiérrez. El loro Curro, a lo lejos, canta por estridencias.
-Milité en las juventudes del PCE. Cuando estaba trabajando en la base de Torrejón y estudiaba. No es que hiciera nada especial. Ibamos a las manis a llevar las pancartas contra los poderosos de entonces, y para encumbrar a los que fueron poderosos luego.
-Hay que joderse. Vaya generación la nuestra.
-Nos refugiábamos en el partido para cambiar la sociedad.
-Insisto. Te han llamado facha.
-Parece que la izquierda no puede ser patriota. No puede escuchar la palabra Patria.
-¿Que es un himno?
-Los himnos nacen en el antiguo Egipto para ensalzar a los héroes, a los pueblos, a las patrias. Luego van degenerando y lo tienen hasta los equipos de fútbol.
-¿Y quiénes son tus héroes? ¿El Cid? ¿Espartero, que nació en Granátula?
-Mis héroes son los buenos médicos, los buenos obreros, los buenos mendigos. Los héroes de hoy son los que se ganan el pan con el sudor de su frente.
-¿Y tú crees que, como van las cosas en esta España de nacionalismos de uno y otro lado, un himno es oportuno?
-Hoy los himnos no deben hablar de viejas guerras. El himno de España tiene que ser una cancioncilla. Una cancioncilla que puedan cantar tranquilamente esos a quienes cantamos en un himno. ¿Qué te parece a ti la letra?
-No te lo voy a decir. Y menos a ti, que dicen que eres un vago que vive de las subvenciones.
-Claro que soy un vago. Con mi edad, tengo derecho a no sé qué ayudas que no pido. Cuando salgo a la calle, veo que hay gente que las necesita más que yo.
Paulino Cubero salió de su pueblo con 10 años. Se fue a estudiar maestría industrial, rama de electrónica, en un colegio jesuita de Ciudad Real. Después la mili en Torrejón de Ardoz, Madrid, donde los americanos. Y, como andaba inquieto en 1976, se matriculó en Criminología. Hizo tres años.
-¿En Criminología?
-El crimen ayuda tanto a comprender el espíritu humano...
El loro Curro vicetiplea a lo lejos. El loro Curro lleva 25 años con Paulino, desde que él estaba con su primera mujer en Madrid regentando una concesión de la empresa Canon, la de informática. Tuvieron un hijo, Gabriel. Antes, Paulino vivió en Guinea Ecuatorial durante tres años. Montando los sistemas de comunicaciones de la Embajada española y, después, una plataforma petrolífera. «Hubo una oferta pública. Yo tenía 27 años. ¿Cómo, si tienes un poco de espíritu, vas a dejar pasar esa oportunidad?».
A Gutiérrez la conoció después. El trabajaba en una fotocopista madrileña, esquina General Yagüe con Lérida. Se hizo famoso entre la farándula por los books para actores noveles que preparaba allí. Nada de montajes con fotoshop. Los arreglos de las fotos los hacía a mano. «Me dijo un amigo que fuera allí a hacer el book. El era tan cercano...», recuerda Gutiérrez, Isabel. «Es tan cercano».
Paulino Cubero vuelve a cantar tanguillos y a beber cerveza. «Mi filósofo es Diógenes: las necesidades te las creas tú. Mi otro filósofo es mi abuelo Gabriel, que me decía que sólo hay que estirar los pies a la medida de las sábanas».
-¿Y para que vale un himno español en estos tiempos?
-Para nada, supongo. Lo que veo necesario es que el pueblo español, cuando quiera cantar, que cante. Pero a mí no me van a amargar la vida los que quieren que no cantemos, chaval.
En la puerta, el periodista extiende la mano. «¿Qué haces, chaval?». Y planta un abrazo. En la casa de Cubero lo que hay es un cabreo. Un gran cabreo. Por tanguillos.
MAMÁ, QUIERO HACER UN HIMNO
Por CARLOS TORO
La palabra himno nos remite, en una de sus acepciones, a una «composición musical emblemática de una colectividad, que la identifica y que une entre sí a quienes la interpretan». En el caso de un himno nacional, esa colectividad es, por descontado, una nación. Cada una de ellas ha puesto música y palabras al suyo en momentos determinados y, en general, históricamente decisivos para su fundación o desarrollo. Por esa razón, los himnos nacionales suelen ser musicalmente solemnes o majestuosos, con textos poéticamente vibrantes (cuando no directamente belicosos) y en los que la lírica, que se muestra presente, suele verse supeditada a la épica.
La música del himno español responde a esas características. Es antigua (1761) y solemne, pero carece de letra. Contrastando con la edad de la partitura, las palabras que cubran su desnudez deberán hablar, sin retórica rancia ni proclamas encendidas, sin grandilocuencias ni cursilerías, de la España actual. Pero sin renunciar a la altura literaria y sin dejar de apelar a grandes aspiraciones propias que, en el fondo, son universales y eternas. La letra de nuestro himno, identificada con la España moderna pero intemporal, deberá contener una alusión a la belleza geográfica, a la pluralidad territorial, a la diversidad política, a los avatares históricos y a la aportación inmigrante. Todo ello en el seno de una llamada a la concordia, la laboriosidad y la confianza en el futuro.
Quien firma estas líneas ha procurado escribir un texto en esa dirección. Algunas letras de canciones escritas por él han sido a veces consideradas himnos. Así, Resistiré (un himno de optimismo y fortaleza ante la adversidad) y Mamá, quiero ser artista (el himno de la comedia musical española). Pero himno, lo que se dice himno, sólo hay uno: el que nos dice quiénes fuimos, quiénes somos y hacia dónde queremos dirigirnos.
Carlos Toro es periodista deportivo, escritor y consejero emérito de la SGAE. Con 728 canciones publicadas, ha sido uno de los cinco finalistas del certamen convocado por el COE para elegir el himno nacional.
EL FINALISTA (CARLOS TORO)
Bella España,
mujer acariciada
por el sol y el mar
en el amanecer.
Tierra fuerte,
abierta y sonriente,
que aprendió a caer
para seguir en pie.
De sangre y oro,
de nadie y de todos,
sin cambiar de rumbo
ni mirar atrás.
Pueblos y gentes
que sólo pretenden
convivir y amar
en paz y libertad.
Una llama que brilla
en la distancia
para iluminar
un sueño de igualdad.
Un concierto
de cantos y silencios,
en un corazón
con una sola voz.
Penas y glorias
forjaron su Historia
para que formásemos
un gran país.
Manos que fluyen
y juntas construyen
nuevas esperanzas
en el porvenir.
EL GANADOR (PAULINO CUBERO)
Viva España,
cantemos todos juntos
con distinta voz
y un solo corazón.
¡Viva España!
Desde los verdes valles
al inmenso mar,
un himno de hermandad.
Ama a la Patria
pues sabe abrazar,
bajo su cielo azul,
pueblos en libertad.
Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz.
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